‘The Fame’: cómo fue que Lady Gaga escribió su propia profecía auto cumplida
‘The Fame’, el álbum debut de Lady Gaga, allanó el camino para su eventual dominación mundial. Todavía suena genial.
Cuando Lady Gaga lanzó The Fame, su álbum debut, el 19 de agosto de 2008, tenía una motivación sorprendente: “Tengo muchas ganas de inyectar la cultura gay en el ámbito popular”.
Gaga le dijo a la revista Out en ese momento: “Para mí, no es una herramienta clandestina. Es toda mi vida. Siempre bromeo diciendo que mi verdadera motivación es convertir al mundo en gay”. Para una artista emergente que sale en búsca de conquistar a unos Estados Unidos súper conservadores, esta declaración de motivos era muy ambiciosa. Pero eso no le importó, pues para convertirse en el ícono LGBTQ que ella visualizaba estaba dispuesta a llevar la pesada carga que representa esta lucha. Después de todo, ella sabía lo que era sentirse privada de sus derechos.
Un grito de guerra por una mayor aceptación
The Fame, este grito de guerra en favor de una mayor aceptación, comienza a todo volumen con la energía de “Just Dance”, el primer sencillo y la canción que abre el disco. En un álbum grabado con Akon y RedOne, ambos en la cima de su credibilidad comercial, y con la voz de Colby O’Donis, esta canción resultó ser un éxito inmediato en los clubes. Sin embargo, sus increíbles sintetizadores entrecortados y la insistente melodía empapada de música disco eran demasiado pegajosas para que siguiera siendo únicamente un éxito dance. Así fue que la canción comenzó un lento avance en la lista Billboard Hot 100, subiendo posiciones desde agosto de 2008 hasta alcanzar el número 1 en enero del año siguiente; un ascenso constante récord de unas increíbles 27 semanas.
Esta energía iba más allá del primer sencillo. De hecho, las primeras cinco canciones del álbum fueron promocionadas como singles en un mercado u otro. “Poker Face” fue la segunda en ser lanzada y demostró que el éxito de Gaga no era una simple llamarada. Su ritmo melódico de synth-pop todavía era funcional para la pista de baile, pero (lo más importante) también sonaba impresionantemente bien en la radio. Más oscura que el primer sencillo y más orientada al pop, se convirtió en el mayor éxito de The Fame, especialmente en el Reino Unido y en toda Europa continental, donde logró ser la canción más vendida del año. Con este lanzamiento, Gaga también estaba marcando el ritmo en cuanto a propuesta visual, con un video exagerado que refleja la fuerte tensión sexual de la canción de una manera muy sugerente sin llegar a sentirse sucio.
Para “Paparazzi”, el presupuesto para el video fue aún mayor, lo que le permitió contratar a la estrella de Hollywood Alexander Skarsgård para darle vida a la narrativa teatral de la canción. Una vez más, la capa disco del track tomó un paso atrás para dejar lucir otra composición pop absoluta que llevaba un coro arrasador que dejó claro que Gaga podía escribir música que funcionara bien en distintos formatos. “Lovegame” y “Eh Eh (Nothing Else I Can Say)” tuvieron un impacto más moderado, pero mantuvieron el exitoso ritmo del álbum, con el primero llegando al Top 5 de Billboard y el segundo con un desempeño muy sólido en los mercados europeos, particularmente en Francia, donde logró el primer puesto del Top 10.
Una compositora clásica
Vistos desde lejos, esos cinco aclamados sencillos representaban un debut que sería más que exitoso para cualquier artista, sobre todo si estos son los primeros pasos de su carrera artística. ¿Pero qué es lo que había realmente detrás de ellos? Es decir, si los vemos a detalle, ¿Qué es lo que nos cuentan de Lady Gaga (también conocida como Stefani (Joanne Angelina) Germanotta – esa chica que llevaba años luchando por una oportunidad dentro de una industria conocida por su conservadurismo hacia las mujeres)? Primero, nos muestran a una compositora clásica que entiende el poder de un gancho impactante. Muchos compositores ni siquiera logran superar este primer obstáculo y, como cualquier artista pop de prestigio te diría, sin esos ganchos, mejor empaca y vete a casa.
Segundo, nos dieron a entender que Gaga tenía la capacidad de fusionar melodías sólidas con un impactante estilo visual. En algunas ocasiones, como le pasó a Madonna en los años anteriores, la teatralidad visual de sus proyectos parecía una amenaza para su reputación musical, pero, como sucedió con ambas artistas, el poder de sus canciones (la sustancia y melodía que está detrás del estilo visual) se impuso. El look de Gaga era provocativo, pero rara vez abiertamente sexual, como lo había sido el de Madonna. Así fue que Gaga fusionó la alta moda con el arte pop: una línea que continuaría en su obra posterior.
Finalmente, Gaga tenía una confianza inquebrantable que utilizó para abrazar la pista de baile y usarla como una plataforma para contar historias y plantear preguntas difíciles. Con el tiempo, los mensajes de positividad y confianza en sí misma se volverían más estridentes y cautivadores. Sin embargo, desde sus inicios, la fuerza de Gaga para hablar de estos temas ya era muy contagiosa. Este fue un mensaje que los adolescentes, las mujeres jóvenes y la comunidad LGBTQ hicieron propio y, como en tantas ocasiones en el pasado, fueron estos grupos los que impulsaron el alcance de esta autora hacia audiencias más amplias y la cima comercial.
Además de sus exitosos 5 sencillos, en las siguientes 10 canciones del álbum se encuentra una mezcla de cortes increíbles. “Boys Boys Boys” es la exuberancia sin control de la pista de baile. “Brown Eyes”, es una balada introspectiva que lleva un sonido muy grande, una canción que bien podría haber surgido del escritor de letras de Elton John – Bernie Taupin. “Summerboy”, es un tema cadencioso y gutural de rock suave con influencia de los 80, salpicado con mucha brillantina para la pista de baile. A pesar de los sonidos grandes y sofisticados, en ninguna parte de estas canciones se pierde la vista sobre las grandes melodías. Incluso en el tema que cierra el álbum, “Disco Heaven”, hay un gancho que suena como si Benny y Björn hubieran jugado con esta melodía con cuando compusieron el clásico “Voulez-Vous” de ABBA.
Una clase magistral sobre cómo lanzar una estrella del pop
Toda esa energía que Gaga tenía guardada luego de tantos años luchando para hacerse un hueco en la industria musical explotó en un estallido de creatividad que resultó en una nueva versión The Fame. Tan solo un año después, este álbum fue re-empaquetado y añadido con varias canciones nuevas bajo el nombre de The Fame Monster. A pesar de contar con este lanzamiento de lujo, se puede decir que la versión original de The Fame es, a final de cuentas, un proyecto por sí solo que merece todos los reflectores. En este periodo Gaga también usó su gran fama para llevar a todas estas canciones de gira (su gira The Fame Ball Tour comenzó en los Estados Unidos durante la primavera de 2009 y terminó en Europa en los meses siguientes). Además del impacto de sus videoclips, un medio que ella demostró dominar desde el principio, sus presentaciones en vivo se convirtieron en un momento clave para entender la profundidad artística de Lady Gaga.
Si bien las comparaciones con Madonna fueron inevitables, esta era una época muy diferente. Por ello, The Fame sigue siendo una clase magistral sobre cómo catapultar la carrera pop en el siglo XXI. En este proceso, Gaga tampoco tuvo miedo de colaborar con otros artistas. RedOne, quien hizo gran parte de la producción del disco, una de las elecciones más cotizadas de ese momento y el entonces omnipresente Flo Rida incluso apareció en el álbum en la canción “Starstruck”. A pesar de estas colaboraciones de alto perfil, la manera única de componer de Gaga y su feroz visión creativa hace que la atención se centre en ella, dejando a los colaboradores al margen del reflector.
Lady Gaga había esperado mucho tiempo por este momento y no estaba dispuesta a compartirlo con nadie.