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Las baladas de The Velvet Underground: las historias detrás de su lado más suave

Cómo fue que esta banda creó algunas de las canciones más hermosas de los 60, un ir y venir entre malas vibras y amor al vicio.

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de

The Velvet Underground
Foto: Michael Ochs Archives/Getty Images

No había nada cálido y dudoso en The Velvet Underground. En un momento en el que la FM estaba llena de himnos a la paz y el amor y el sol de San Francisco, esta tropa transgresora acechaba por las calles polvorientas del Lower East Side y frecuentaba la fábrica de Andy Warhol en Hell’s Kitchen, excavando las profundidades de la decadencia. Sus canciones sobre el sadomasoquismo, la adicción a la heroína y la tensión racial convirtieron a la banda en la manzana envenenada del happening hippie de Blancanieves. Entre todos estos sentimientos agresivos y un amor al vicio uno se pregunta. ¿Cómo fue que The Velvet Underground se las pudo arreglar para crear algunas de las baladas más hermosas de los años 60? Domingo por la mañana.

Escucha las baladas de The Velvet Underground en Apple Music y Spotify.

La primera prueba de todo esto es la canción que abre su álbum debut de 1967 (aunque en realidad fue la última que grabaron para aquel el disco). A pesar de la credibilidad vanguardista que tenía el productor Tom Wilson, su lado empresarial le dijo que los Velvet necesitaban una canción para la radio, por lo que puso en primer plano la oda engañosamente bonita de Lou Reed a la paranoia matutina. Originalmente fue escrita para el duro tono barítono de Nico, pero a final fue Reed quien la cantó, dándole así una sensación más relajada, mientras que las grabaciones de celesta, piano y viola de John Cale lo convirtieron en lo más parecido al pop de cámara que la banda jamás interpretaría.

Femme Fatale

Con Andy Warhol como mánager, los Velvet conocieron al salvaje elenco de personajes que componían el poco convencional séquito de este empresario del arte. Algunos de ellos inevitablemente inspiraron las composiciones de Lou Reed, siendo los más famosos Candy Darling y Joe Dallesandro, a quienes se les hace referencia en “Walk on the Wild Side”. Por otro lado, se encontraba Edie Sedgwick, quien fuera la “It” Girl de Warhol, apareciendo en una larga serie de sus películas. Su belleza fue de la mano de la tragedia. La adicción a las drogas le quitaría la vida a los 28 años en 1971. Cuando Reed la homenajeó con “Femme Fatale”, Sedgwick todavía estaba en su momento más alto. La letra atribuye cualidades casi depredadoras a Sedgwick, que están niveladas por el suave vaivén de las guitarras, similar a la bossa nova, y la brillante armonía de los coros de llamada y respuesta. Nico aporta el toque agridulce justo a una melodía que fácilmente podría haber sido escrita sobre ella.

I’ll Be Your Mirror

Este tema en realidad fue inspirado por Nico, quien aportó una de las interpretaciones vocales más conmovedoras que jamás haya grabado. Supuestamente, ella le había dicho la frase del título a Reed en una conversación y él la retomó. La belleza de las otras baladas de Velvet Underground siempre conllevan una pizca de tristeza, maldad o algún tipo de tensión, pero “I’ll Be Your Mirror” es una declaración inmaculada de dulzura de Reed. Es una composición que describe todo sobre una persona que realmente comprende y acepta a otra con todas sus fallas. Pasa rápido, apenas dura más de dos minutos, pero es suficiente para ofrecer un vistazo a la parte vulnerable y rara vez vista de Reed.

Candy Says

Antes de que Reed pusiera a Candy Darling en “Walk on the Wild Side”, dedicó esta melodía desgarradora a la actriz trans-género de Warhol. En los años 60, escribir un retrato compasivo de alguien que luchaba con su identidad de género ya era algo bastante impresionante. Convertirlo en uno de los momentos más conmovedores jamás grabados en cinta es algo a otro nivel. Esto sucede ya que la canción tiene un atractivo más amplio, con un mensaje que puede resonar con cualquiera que alguna vez se haya sentido en desacuerdo consigo mismo. Reed asignó las funciones vocales principales al chico nuevo, el bajista Doug Yule, cuyo lugar en la historia está asegurado por estos cuatro cruciales minutos. El 6 de marzo de 2013, solo unos meses antes de su muerte, Reed cantó “Candy Says” en su última actuación pública, con la ayuda apropiada de Anohni, otra artista trans-género. Viniendo de un Reed frágil y enfermo, líneas como “He llegado a odiar mi cuerpo y todo lo que requiere en este mundo” le dieron a la canción otro significado.

Pale Blue Eyes

Esta magnífica melodía es un excelente ejemplo del don de Reed para la subversión. En el marco de lo que aparentemente es una canción de amor sencilla, este autor deja caer algo de su poesía metafísica más potente y agrega una pizca de adulterio en buena medida. Según los informes, Reed escribió la canción sobre Shelley Albin, su novia en la Universidad de Syracuse, quien supuestamente estaba casada cuando la compuso. Escribir una copla matadora como “Si pudiera hacer que el mundo fuera tan puro y extraño como lo que veo/ Te pondría en el espejo que pongo frente a mí” es un tremendo logro artístico. Hacer que esto suceda dentro de una tierna balada de amor y que a su vez funcione tan bien, es simplemente genial. En su libro de letras Entre el pensamiento y la expresión Reed agregó la siguiente nota al pie de la canción: “Escribí esto para alguien a quien extrañé mucho. Sus ojos eran de color avellana”.

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