‘Wild And Peaceful’: El álbum de Teena Marie que causó toda una tormenta
‘Wild And Peaceful’ mostró a Teena Marie como una artista segura de sí misma con una impresionante variedad de habilidades.
Teena Marie no fue la primera mujer blanca que firmó con Motown ya que en los años 60 la precedieron artistas de la talla de Chris Clark y Kiki Dee. Sin embargo, se puede decir que sí fue la primera de esta lista en ser una artista segura de sí misma y con una impresionante gama de habilidades instrumentales. ¿Podría esta chica, una ex actriz que había sido una estrella infantil en un programa de comedia sindicado de Estados Unidos, convertirse en una cantante de soul funky en el sello que había estado cargado de poderoso talento negro durante dos décadas?
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Uno de los íconos de Motown que confío en que ella podía hacerlo fue Rick James, quien había roto el molde en Motown en los años 70 al incorporar una actitud de rock duro a su funk. De hecho, estaba tan convencido del potencial de Teena que decidió concentrarse en ella en lugar de producir a Diana Ross, la estrella femenina más importante del sello. James, su coproductor/ingeniero Art Stewart y Teena crearon seis canciones con un toque deliberadamente moderno. Un álbum que renovaba la tradición del sonido de Motown al hacer nuevas versiones de su catálogo, como las que realizaron de “Don’t Look Back” de The Temptations / Smokey Robinson y “Every Little Bit Hurts” de Brenda Holloway (inédita en ese momento). El resultado fue el soberbio Wild And Peaceful, un álbum debut que puso a Teena Marie en el centro del mapa cuando se lanzó el 31 de marzo de 1979.
Este álbum era un intento de introducirla en un mercado que todavía se preocupaba por la herencia racial de los artistas. El título, Wild And Peaceful (Salvaje y Pacífico) era conocido por los amantes del funk desde hace mucho tiempo. En 1973, Kool And The Gang, en el pináculo de su período de ritmo hardcore, había lanzado un gran LP con el mismo nombre. Llamar al álbum de Teena era como decirles a los que conocedores: “esta mujer es funky”.
En el primer tema Rick James hace una aparición prominente al actuar a dúo con Teena y hacer las veces de maestro de ceremonias en la que presenta a esta nueva estrella del soul como “Lady T”. Si Rick, el rey del punk-funk, estaba de acuerdo, seguramente esa declaración tenía que estar correcta. En una hábil reminiscencia de lo que sucedía en sombríos días de los años 50, cuando algunas compañías discográficas se negaban a poner fotos de artistas afroamericanos en las carátulas de sus propios álbumes por temor a asustar a los compradores blancos, Motown no imprimió la foto de Teena en la portada, dejando que los clientes y DJs asumieran que ella era negra. Cuando se supo la verdad, Teena ya era una estrella.
La razón de esta estrategia es evidente: ella tenía las tablas para cumplir el papel de estrella del funk. Esa joya inicial “I’m A Sucker For Your Love” dejó claras las bases del sonido icónico de Teena: funk duro, bajo burbujeante, una parte media tan efervescente como una ciudad en hora pico y Teena arrojando un grito descarado y conmovedor en su cara. Limpio y nítido, este disco tiene un sonido característico de principios de los 80, algo que es doblemente inteligente y habla muy bien de su trascendencia, ya que para ese momento la década ni siquiera había comenzado. Editada como sencillo, la canción llegó al número 8 en la lista de R&B.
Con el primer obstáculo superado, de inmediato Lady T saltó al siguiente. Con “Turnin’ Me On” Teena demostró que podía manejar una canción de seducción en el dormitorio, un soundtrack idóneo para una tarde reservada para el amor. La siguiente canción del disco es una reelaboración temeraria de “Don’t Look Back” donde la melodía es transformada por completo. Tal es así que los fans que no leyeran los créditos del álbum habrían tardado bastante en darse cuenta de que se trataba de un cover, aún cuando conocieran bien la canción original. Con un sedoso solo de saxo y un canto freak memorable sobre una descarga de estilo latino, la versión de Teena era música disco muy bien hecha. En la edición original en vinilo ese tema termina el lado uno, lo que hace que se sienta como el final de un álbum completo del mejor y más funky soul contemporáneo. Pero la cosa apenas iba a la mitad.
“Deja Vu (I’ve Been Here Before)” es una balada fantástica de Rick James que alude a los orígenes de Tina y le da la oportunidad de exhibir sus cortes vocales. Una disculpa, en realidad “cortes” no sería la palabra adecuada. Al cantar ella no solo es capaz de arrojar unos buenos fraseos, sino que de verdad canta con un registro estratosférico agudo. Uno que nos recuerda al de la difunta Minnie Riperton, quien falleció cuatro meses después del lanzamiento del álbum de Teena (la flauta también recuerda el trabajo de la mágica Minnie). Teena le da al clavo con su interpretación. Como si eso no fuera suficiente, la melodía jazz de “I’m Gonna Have My Cake (And Eat It Too)”, un tema que Teena escribió con Michelle Holland, revela su gran habilidad en el piano. Luego de eso solo nos queda “I Can’t Love Anymore”, una linda balada que sirve para cerrar el espectáculo.
Wild And Peaceful llegó al Top 100 de Estados Unidos y hasta el puesto 18 en la lista de soul. El segundo LP de Marie sí presentaba su rostro en la portada y fue producido por el gran Richard Rudolph, productor y esposo de Minnie Riperton, un reconocimiento de que Teena pertenecía a esta estirpe de artistas estelares. Aunque no es que cualquiera que escuchara Wild And Peaceful tuviera la menor duda de ello.