‘Get Off Of My Cloud’: la historia de la canción de los Rolling Stones
Atormentados por las presiones de su nueva fama, ‘Get Off Of My Cloud’ fue un llamado de los Stones para que los dejaran en paz.
Atormentados por las presiones de su nueva fama, “Get Off Of My Cloud” fue el argumento de los Rolling Stones para que los dejaran en paz. Pero, ¿Cómo llegaron a eso? La intensidad con la que los Rolling Stones cobraron impulso en 1965 fue absoluta. A lo largo de ese año el grupo se embarcó en 11 giras, recorriendo el mundo con fechas en Europa, Australia, Singapur, Estados Unidos y Canadá, y cada pequeña escala presentaba el mismo grupo de exigencias para la banda, con fanáticos, reporteros y fotógrafos, todos compitiendo por su atención.
Ese mayo, entre las fechas de su primera gira estadounidense del año, los Stones lograron tomar algo de tiempo en el estudio para grabar su nuevo sencillo. “(I Can’t Get No) Satisfaction” había comenzado como un riff en la cabeza de Keith Richards. Más tarde, mientras se bañaba junto a la piscina del Hotel Fort Harrison en Clearwater, Florida, él y Mick Jagger se pusieron a componer la letra de la canción. Luego se grabó en RCA Studios en Los Ángeles (una postal enviada por Keith a su madre desde Florida atestiguaba su agotador itinerario: “Hola mamá”, decía. “Trabajando como un perro, igual que siempre. Te quiere, Keith”).
Escucha ahora “Get Off Of My Cloud” de The Rolling Stones.
Los Stones estaban en Escocia durante la segunda semana de junio cuando “Satisfaction” ingresó a las listas de Billboard en los Estados Unidos, observando cómo ascendía hasta la cima un mes después. En la segunda semana de septiembre, cuando alcanzó el número uno en su Reino Unido natal (el retraso se debió a un conflicto del calendario de lanzamiento), los Stones ya habían llegado a Alemania. El éxito de la canción los catapultó a la fama mundial, aumentando su reputación como los chicos malos del rock and roll. “Satisfaction”, un himno que definió una generación fue una obra maestra monolítica. A pesar de ello, incluso estos grandes logros no permitirían que los Stones se durmieran en los laureles.
“Es difícil darse cuenta de la presión a la que estábamos sometidos para seguir produciendo éxitos”, diría más tarde Keith. “Cada sencillo que hacíamos en esos días tenía que ser superior y lo teníamos que hacer mejor. Si al siguiente no le iba tan bien como al último, todo el mundo te decía que te estabas quedando sin nada. Después de ‘Satisfaction’ todos pensamos: ‘Wow, qué suerte la nuestra. Ahora un buen descanso…’ Y entonces entra [el mánager y productor de los Stones] Andrew Oldham diciendo: ‘Bien, ¿Dónde está el siguiente?’ Tiene que ser un estado mental. Cada ocho semanas, tienen que inventar una canción candente que lo diga todo en unos dos minutos y 30 segundos”.
Esa acumulación de presión, exacerbada por su riguroso ritmo de trabajo, encontraría un lanzamiento en su próximo sencillo, “Get Off My Cloud”.
La grabación
Out Of Our Heads, el cuarto álbum de los Stones en los Estados Unidos, fue lanzado el 30 de julio. (La versión del Reino Unido, la tercera, siguió a fines de septiembre). De manera reveladora, solo un tercio de las canciones del álbum eran originales de Jagger/Richards, una desafortunada consecuencia de tener que escribir sobre la marcha. Algunas de las canciones se grabaron en los Chess Studios en Chicago, mientras que la mayoría se hizo en Los Ángeles, donde el ingeniero Dave Hassinger logró capturar algunos de los matices sonoros que la banda sintió que se les habían escapado en el disco hasta la fecha.
Tal fue su aprecio por Hassinger que, en la primera semana de septiembre, entre sus fechas en Irlanda y Alemania, los Stones volaron hasta Los Ángeles para pasar dos días de grabación con él en los estudios RCA en Sunset Boulevard. Se esperaba que las sesiones metidas con calzador, producidas por Oldham, proporcionaran su próximo éxito, y la inspiración para este se encontraría a su alrededor.
Así como John Lennon había suplicado “¡Help!” ese verano, Jagger miró hacia las asfixiantes obligaciones que él y su grupo enfrentaban a diario cuando se trató de componer “Get Off Of My Cloud”. La canción fue una reacción directa a los teléfonos que no dejaban de sonar, la gente que se encaramaba en su tiempo, la serie de fechas de la gira que se extendía ante ellos – la avalancha de exigencias intrusivas e injustificadas.
Construida sobre un riff de guitarra ciertamente penetrante que hizo eco de la canción “Louie Louie” de The Kingsmen, y respaldada por el ritmo inquebrantable de Charlie Watts y la línea de bajo contundente de Bill Wyman que encarnaban la tenacidad resuelta de los Stones, “Get Off Of My Cloud” fue un reflejo contundente y un rechazo adecuadamente desafiante de las expectativas puestas sobre ellos.
En cada uno de los versos de la canción Jagger se desahoga sin aliento con diferentes ejemplos de invasión a su privacidad. En casa, lo bombardean con comerciales tontos y llamadas telefónicas de vecinos que se quejan. Cuando escapa en su automóvil, su dichoso respiro se ve arruinado por una gran cantidad de multas de estacionamiento. “Es una canción post-adolescente para que dejen de molestarme”, explicó Jagger 30 años después. “El mundo de los adultos era una sociedad muy ordenada a principios de los años 60, y yo estaba saliendo de ella. Estados Unidos estaba aún más ordenado que cualquier otro lugar. Descubrí que era una sociedad muy restrictiva en pensamiento, comportamiento y vestimenta”.
Lanzada en los Estados Unidos solo dos semanas después de su grabación (el Reino Unido tendría que esperar otro mes), “Get Off Of My Cloud” fue una incitante descarga de adrenalina de una canción que siguió hábilmente a “Satisfaction”, desarrollando aún más la creatividad inquieta de los Stones. “Si hubiéramos aparecido con otro riff fuzz después de ‘Satisfaction’, estaríamos muertos en el agua, repitiendo la ley de rendimientos decrecientes”, admitió Keith en su autobiografía. “Muchas bandas han vacilado y naufragado en el rock. “Get Off Of My Cloud” fue una reacción a las exigencias exageradas de las discográficas –déjenme en paz– y fue un ataque desde otra dirección. Y voló también”.
La recepción
“Get Off Of My Cloud” encabezó las listas a ambos lados del Atlántico ese noviembre (Canadá y Alemania también), su sincronización apresurada capitalizó triunfalmente la popularidad de “Satisfaction”. Se convirtió en su quinto número uno consecutivo, igualando un récord que solo tenían en ese momento los Beatles y Elvis Presley .
A pesar de la aceptación de la canción por parte de los fanáticos, le fue menos bien en las opiniones de sus creadores. Dos años más tarde, Jagger afirmaría que “Get Off Of My Cloud” “no era muy genial” y que la letra era “basura”, lo que explicaría por qué la banda no interpretaría la canción en vivo después de 1967 hasta los albores del siglo XXI, e incluso desde entonces sus apariciones han sido poco frecuentes.
Sus reservas sobre la canción se basan quizás en las circunstancias aceleradas de su creación. Keith culpó a la mala mezcla de la canción, llamándola la “peor producción” de Oldham, pero ahí radica la verdadera belleza de la canción clásica. Al construir un muro de sonido tan audaz, donde las guitarras punzantes de Keith y Brian Jones se disputan el espacio con el bajo en bucle de Wyman, el piano subrepticio de Ian Stewart y los tambores de ametralladora de Charlie, todos tocados al mismo volumen, Oldham realmente encapsuló las condiciones claustrofóbicas a las que se enfrentaron los Stones y sus consiguientes denuestos.
Esta furia palpable fue reconocida por la leyenda musical Neil Young, quien confesó su preferencia por el “abandono temerario” de “Get Off Of My Cloud” sobre las medidas tensas de “Satisfaction”, sugiriendo que su naturaleza visceral expuso la clave de su encanto. “Lo que pasa”, explicó el ícono canadiense, “es que obviamente es una canción tan improvisada que se les ocurrió de camino al estudio o la noche anterior, ¿Sabes? Eso es lo que me gustó. Realmente sonaba como los Rolling Stones”.