Cuando Nirvana redefinió el espíritu adolescente con ‘Nevermind’

Cuando una banda de Aberdeen, Washington llamada Nirvana – que hasta el momento no había logrado llegar a las listas de Estados Unidos con su álbum debut Bleach (para la disquera Sub Pop) – lanzó Nevermind, el 24 de septiembre de 1991, no había muchos observadores que pudieran haber adivinado lo que estaba a punto de suceder.

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La expresión “revolución cultural” se utiliza en exceso, pero pocos negarían que de repente había un disco y un líder en Kurt Cobain que, no sólo reorientó la música rock, sino que le habló de frente a una generación (y a las que le seguirían) como pocos lo han hecho alguna vez. Tal como lo describen tanto el Dr. Jerry Thackray, ahora profesor del BMI Institute, como el periodista Everett True, confidente de Nirvana, sobre la relevancia de Kurt Cobain: “Parecía resumir la incapacidad de sobrellevar la adolescencia”.

Tal como lo había hecho el punk 15 años antes, el sonido apremiante y el espíritu adolescente de Nevermind devolvieron la música a los oyentes que se habían sentido defraudados por lo que estaba sucediendo con el rock corporativo de la época, en particular por el aparentemente todopoderoso hair metal y el pop de alto brillo. Tardó un momento en llegar, pero en todo el mundo, desde Sudáfrica hasta Sudamérica, pasando por Europa y el Lejano Oriente, este nuevo sonido eventualmente encendió una mecha cultural y, con ello, se convirtió en el álbum de referencia de la generación grunge.

La creación del álbum comenzó de manera formal en mayo de 1991. El single “Sliver”, que no formaba parte del LP, marcó el camino. Cobain dijo más tarde que esa canción: “era como una declaración en cierto modo. Tuve que escribir una canción pop y lanzarla en un sencillo para preparar a la gente para el próximo disco. Quería escribir más canciones como esa”.

Las perspectivas para las inminentes sesiones no eran del todo auspiciosas. El productor Butch Vig le dijo a Rolling Stone: “La semana antes de volar a Los Ángeles, Kurt me envió un casete, que estaba hecho en una grabadora. El sonido era realmente terrible. Apenas se distinguía algo. Pero pude escuchar el comienzo de ‘Smells Like Teen Spirit’ y supe que era increíble”.

Con un presupuesto reportado de 65.000 dólares, Nirvana y Vig fueron a los estudios Sound City Studios en Van Nuys, California. Con un sonido bien acoplado gracias a los extensos ensayos de las nuevas canciones y fieles a su espíritu punk, la banda rara vez hizo más de dos tomas para conseguir cada una de las grabaciones que querían. A veces, cantaban las letras momentos después de que Cobain terminara de escribirlas.

“Lo único difícil fue lidiar con los cambios de humor de Kurt”, dijo Vig a Billboard en el vigésimo aniversario del álbum en 2011. “Era extremadamente bipolar y nunca tenías idea de cómo iba a estar en un momento dado. Pero estaban verdaderamente concentrados y habían ensayado mucho. Trabajamos en la preproducción para afinar las canciones y ellos se estaban divirtiendo, hombre”.

“Firmaron con un sello importante por primera vez en su vida; tenían poco dinero. Se alojaban en los Oakwood Apartments y todos decían que el apartamento que rentaban era el mejor lugar en el que habían vivido en toda su vida. E iban a ver espectáculos. Comían hongos y se iban a la playa toda la noche. Hicimos el disco muy rápido. Creo que estuvimos en el estudio unos 16 o 18 días. Así que no fue realmente un esfuerzo laborioso en ningún sentido”.

Nevermind comenzó lentamente, con un debut en el Reino Unido en el puesto 36 y una entrada cautelosa al Billboard 200 en el puesto 144, pero se convirtió a la vez en un hit lleno de crítica y en un gigante comercial. Ocupó el puesto 17 en la lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos de Rolling Stone y se mantuvo cinco años en las listas, con una permanencia de 252 semanas.

Sólo en Estados Unidos, durante la semana de Navidad de 1991, el álbum vendió la espectacular cifra de 374.000 copias en tan sólo siete días. Como beneficio adicional, de repente todo el mundo quería conocer también aquel álbum debut que había pasado desapercibido, y Bleach hizo su propio debut en las listas en enero de 1992, dos años y medio después de su lanzamiento.

El catalizador que ayudó a Nevermind a su conquista mundial fue, por supuesto, el sencillo emblemático de Nirvana, “Smells Like Teen Spirit”, que ardió como una hoguera de aislamiento e ira y se convirtió en su propio mainstream, convirtiéndose en disco platino en Estados Unidos por un millón de ventas.

Everett True, reseñando el álbum en su lanzamiento para Melody Maker, escribió: “Olvídate de todos los prejuicios que puedas o no tener sobre bandas cuyos orígenes pueden o no estar en la escena Sub Pop de Seattle de hace tres años. No habrá en todo el año un álbum de rock directo mejor que Nevermind”.

Nevermind añadió nuevos honores a su estatus de disco multiplatino con notable regularidad. Obtuvo doble platino la misma semana en que alcanzó el número 1 y triple platino apenas un mes después. En junio de 1992, se cuadriplicó y en noviembre, se quintuplicaría. En marzo de 1999, se unió al exclusivo club de álbumes con estatus de diamante, por diez millones de unidades en Estados Unidos.

Los comentarios de Vig sobre escuchar Nevermind nuevamente en 2011 suenan tan ciertos ahora como entonces. “Todavía suena fresco”, dijo. “En mi opinión, no creo que suene anticuado. Una de las razones es porque se trata de guitarra, bajo y batería. No hay ningún sonido de teclado de los 80. A veces escuchas un sonido en la radio y el sonido de producción le pone fecha. Realmente no escucho eso en Nevermind. Es batería grabada en una habitación con bajo, guitarras y voz. Creo que suena tan fresco y emocionante ahora como entonces”.

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