‘The Mix-Up’: ¿Una sorpresa para los fans de Beastie Boys?
Dejando a un lado los micrófonos, ‘The Mix-Up’ encontró a los Beastie Boys rindiendo homenaje a todas sus influencias a la vez.
Para una banda que durante mucho tiempo se había deleitado en confundir a sus fans con sorpresas y giros inesperados, The Mix-Up fue un movimiento que nadie podría haber predicho – aunque no es que las señales no estuvieran allí.
“¡Ya sabía que iban a hacer eso!”, bromearon los Beastie Boys en un correo electrónico enviado a sus fans, anunciando que The Mix-Up iba a ser un disco completamente instrumental con títulos como “Electric Worm”, “Freaky Hijiki” y “The Melee”. Por supuesto, nadie lo sabía realmente, pero, dado que los Beasties habían superado hace mucho tiempo los problemas de sampling que habían llevado al extremo haciendo loops de sus propias canciones y que también habían lanzado alegremente intros empapados de Hammond en Check Your Head e Ill Communication (e inclusive llegando tan lejos como para lanzar una colección de estos en el álbum instrumental The In Sound From Way Out!) ¿Resultó The Mix-Up un cambio tan grande como parecía?
Su predecesor, To The 5 Boroughs, había sido un esfuerzo concertado para grabar un álbum de hip-hop puro. Autoproducido y a menudo centrado en el 11 de septiembre y sus consecuencias, este trabajo vio al grupo rendir homenaje a la ciudad de Nueva York con despojada sencillez y con amor hacia los primeros años del hip-hop, esa época y lugar que vieron nacer su música. The Mix-Up, es, pues, un homenaje a toda la otra música que había inspirado a los Beastie Boys en sus más de tres décadas como grupo.
“Estoy seguro de que en nuestras mentes queríamos hacer un disco funky de Head Hunters/Meters/Politicians, pero hay demasiadas influencias como para ignorarlas”, escribe Ad-Rock en Beastie Boys Book, antes de pasar a nombrar a todos, desde los guitarristas Jimi Hendrix y Viv Albertine de Slits hasta el ícono del bajo post-punk Jah Wobble, el bajista de jazz (y ex compañero de Miles Davis) Ron Carter, Elton John y Stevie Wonder. “Es como si ESG, Silver Apples, The Meters, PiL , The Clash , The Ventures y The MGs hubieran grabado juntos y luego lo lanzaran a través de Salsoul Records”, concluye.
Con el tecladista Money Mark y el percusionista Alfredo Ortiz de vuelta en el estudio, los Beasties pudieron improvisar como no lo habían hecho desde la gira de Hello Nasty. “Habían pasado literalmente años desde que Adam, Mike, Mark y yo habíamos hecho música juntos”, recuerda Ad-Rock, “y extrañábamos esa sensación espontánea de improvisar con objetos físicos, lejos de una computadora. No teníamos un gran concepto ni un objetivo específico en mente para lo que queríamos hacer, solo sabíamos que queríamos que fuera en vivo y en directo. Y divertido”.
Sin embargo, hubo un concepto que se impregnó en las sesiones de estudio y la gira que realizó el grupo para promocionar el álbum. “Si tu banda va a grabar un disco totalmente instrumental, debes vestirte para ello, como lo hacen los tipos del jazz”, afirmó Ad-Rock. Trabajando en el estudio cinco días a la semana, el grupo se vestía con ropa “solo de los años 1956-1964”, que se podía encontrar en eBay y en tiendas de segunda mano.
Con un aspecto de jazzistas veteranos, los Beasties produjeron un álbum cuyos ritmos Hammond fueron extraídos directamente del libro de reglas de Jimmy Smith. No es que tocaran estrictamente de la misma manera. Siempre disruptivos, no pudieron evitar crear temas que terminaron en un lugar muy diferente de donde habían comenzado. La lúgubre línea de bajo post-punk que abre “The Rat Cage” finalmente termina pasando a través de una maraña de guitarras rasposas, percusión nerviosa y lo que suena como un limpiaparabrisas destartalado antes de emerger del otro lado como la base de algo más carnavalesco. Por otra parte, el ritmo relajado de “Off The Grid” no tarda mucho en desviarse por completo hacia algo que, en manos de otra banda, podría haber sido la base de un himno de verano para la gran pantalla. Algunos de los temas son menos caprichosos y se encierran en ritmos que reflejan la fijación de los Beasties por la Blaxploitation.
Lanzado el 26 de junio de 2007, The Mix-Up sería el último álbum de los Beasties de la década. Con él ganaron un Grammy a la Mejor Música Pop Instrumental y sentó las bases para el complejo autosampling de Hot Sauce Committee Part Two. Fue una buena manera de despedirse por un tiempo, incluso si algunos fans se preguntaban por qué estos tres MC se habían abstenido de pasarse el micrófono entre sí durante todo un álbum.
En el Reino Unido, la revista Uncut señaló con elocuencia la evolución creativa de este álbum al contrastarlo con la libertad sampleadélica que el grupo pudo usar para Paul’s Boutique, y calificó a The Mix-Up como “la mejor colección de discos jamás digerida y reimaginada por un grupo de chicos enamorados del sonido, es decir, exactamente lo que se supone que es el hip-hop…”