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Desenterrando lo mejor de American Recordings de Johnny Cash

Producidas por Rick Rubin, American Recordings fue el gran regreso de la leyenda del country Johnny Cash al final de su carrera.

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Johnny Cash
Foto: Jack Vartoogian/Getty Images

Mirando en retrospectiva la carrera de Johnny Cash, en especial la fructífera era de American Recordings, hay una cosa que vale la pena recordar. Si bien era un artista que podía contarte cosas profundas sobre la condición humana, también era alguien a quien le gustaba tener éxitos en las listas. Era selectivo en cuanto a las tendencias que seguía, pero tomaba nota de ellas, ya fuera subiéndose al tren del rockabilly en el Sun Studio, defendiendo a Bob Dylan a finales de los 60 o abrazando el pop-country en sus subestimados álbumes de los 80 para CBS y Mercury. En su mejor momento, Cash siempre estuvo dispuesto a hacer discos llenos de significado que a la vez pudieran venderse bien.

Por ello, se podría decir que esta manera de encarar su carrera salió a flote una vez más cuando se asoció por primera vez con Rick Rubin en 1994. Rubin acertó al pensar que la mejor manera de presentar a Cash a una audiencia de la era grunge era mantener la música simple y presentar el lado más crudo de Cash: ese lado que muestra al “Hombre de Negro” y no tanto al del “Chico llamado Sue”. Por ello, en cierto modo los álbumes de American Recordings representan un oscurecimiento de la imagen de Cash. No contienen canciones divertidas (ya había hecho muchas de esas en el pasado) y, salvo algunas explosiones de rockabilly en Unchained (el álbum más animado de todos, con Tom Petty & The Heartbreakers como banda de acompañamiento), tampoco incluye muchas rockeras. Por supuesto, la oscuridad se volvería más palpable a medida que avanzaba la serie, pues las canciones comenzaban a reflejar una conexión con distintos eventos trágicos que posteriormente le sucederían a la vida de Cash.

Rubin abrió los oídos de Cash a canciones que estaban muy fuera de su zona de confort y son esas canciones, de artistas como Depeche Mode, Soundgarden, Nick Cave y, la más famosa, una de Nine Inch Nails, las que se han convertido en las más recordadas de la serie. Sin embargo, la verdadera fortaleza de los seis álbumes de American Recordings es la amplia variedad de material que contienen y la cantidad de musicología involucrada. Tomando en consideración muchas de las eclécticas sesiones de los distintos álbumes de American Recordings, que se incluyen en la caja de 9 LP Unearthed, junto con tomas descartadas y otras tantas grabaciones raras, aquí presentamos una mirada retrospectiva a este prolífico período de grabación desglosado en categorías temáticas.

Elaboradas

Estas son las canciones que obviamente le gustan a Cash que seguramente las habría escuchado independientemente de si Rubin hubiera aparecido o no. Un buen ejemplo sería “Solitary Man” de Neil Diamond (el tema que da título a American III), una canción cuya mezcla de angustia romántica y cansancio del mundo es tan característica que Diamond podría haber estado pensando en Cash cuando la escribió.

Otras eran canciones que probablemente se tomó su tiempo para grabar porque estaban fuertemente asociadas con otros cantantes. A pesar de ello, a finales de los 90, “If You Could Read My Mind” de Gordon Lightfoot y “Bridge Over Troubled Water” de Paul Simon ya eran parte del gusto de Johnny. En otras ocasiones, Cash se limita a pisar territorio conocido: grabando temas country de Marty Robbins (“Big Iron”), Eddy Armold (“Tennessee Stud”) y Hank Williams (“I’m So Lonesome I Could Cry”), que también encuentran entre las delicias de estas sesiones.

Sorpresivas

Cuando Cash siguió el consejo de Rubin y comenzó a versionar a artistas contemporáneos como Beck, Will Oldham, Danzig, U2 y Soundgarden, estas fueron las canciones que más atención acapararon y las que tuvieron el mayor impacto para ganar nuevo público. A veces, simplemente las abordaba con la dignidad que le caracterizaba, pero en la mayoría de las ocasiones lograba conectarse verdaderamente con ellas.

En un momento de la vida de Cash en el que necesitaba gritar desde el corazón, “Hurt” de Nine Inch Nails le sirvió para realizar exactamente eso. Aunque para quien escribe, lo mejor de estas canciones llenas de dolor quizás viene de la psicológicamente profunda “The Beast In Me” de su ex yerno, Nick Lowe. Tan fuerte es esta interpretación que pareciera que la grabación de la canción por parte de Cash también fue un momento transformador para Lowe, ya que su escritura adquirió una nueva profundidad a partir de ese momento y nunca más volvería a componer otro “Shting-Shtang” o “Rollers Show”.

Originales de Johnny Cash

Desafortunadamente, Cash no estaba escribiendo mucho durante esta etapa final de su carrera, por lo que aprovechó la ocasión para rescatar algunas canciones que habían pasado desapercibidas, como “I’m Leavin’ Now” (seguramente su única canción que incluye la línea “Get outta my face”), que apareció originalmente en el álbum Rainbow de 1985, y “Mean Eyed Cat”, parte de otros temas que se remontaban a 1960. Sin embargo, en aquellas pocas ocasiones en las que Cash tomaba la pluma, no escribía canciones desechables. “The Man Comes Around” y “Like The 309” (esta última supuestamente su última canción) hablan de manera conmovedora sobre la mortalidad.

Espirituales

Incluso en su juventud, Cash tenía un gusto destacado por canciones gospel que tuvieran un poco de garra. Los sentimientos premonitorios de una canción como “God’s Gonna Cut You Down” (de American V: A Hundred Highways) son el tipo de cosas de las que nunca se apartó a través de su carrera. Si bien hay himnos típicos de él repartidos a través de los álbumes de la serie de American Recordings (al igual que en todo su catálogo), hay algunas canciones que amplían la idea de a qué debe sonar un track espiritual, como cuando abraza piezas de rock moderno por encima de otro tipo de composiciones más tradicionales. “Further On Up the Road” de Bruce Springsteen y “One” de U2 encajan a la perfección en este concepto.

Rarezas

A veces, el gusto de Cash en cuanto a canciones era poco convencional. Hay muchos ejemplos de ello a través de su catálogo, como lo podemos ver en “Dirty Old Egg-Suckin’ Dog” de 1966. Rubin no hizo ningún intento de suavizar eso, lo que sirvió para incluir en la serie la retorcida historia moral de Loudon Wainwright III, “The Man Who Couldn’t Cry”. Se trata de una canción que es extraña incluso para los estándares del propio Wainwright. De hecho, prácticamente puedes escuchar a la multitud del Viper Room rascándose la cabeza durante la sesión grabada en vivo para el primer álbum de American Recordings.

Prácticamente nadie hacía covers de Rod McKuen en el nuevo milenio, ya que el cantante y poeta de los años 60 había pasado de moda desde los días en que Frank Sinatra grababa sus canciones. Pero “Love’s Been Good To Me” (también grabada por Sinatra) resultó ser un momento destacado y agridulce en el primer álbum póstumo de Cash, American V: A Hundred Highways. En el lado más oscuro de las rarezas también hay que incluir a “Delia’s Gone”. No es que fuera extraño que Johnny Cash cantara una balada sobre un asesinato (había hecho muchas de esas e incluso había grabado “Delia” en los años 60), pero fue una elección poco convencional como tema de apertura del primer álbum de American Recordings. La descarnada letra provocó un poco de controversia (algo que probablemente estaba intencionado). Pero como a Cash le gustaba señalar en sus conciertos: “No es una canción anti-mujer, sólo una canción anti-Delia”.

Ordena Songwriter de Johnny Cash.

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