El Presidente del Concejo conquistó el Caesars Palace en 1982
En marzo de 1982, Sinatra realizó una residencia en el Caesars Palace de Las Vegas, dando unos de los mejores shows de su carrera.
El Caesars Palace, con su grandiosa arquitectura de temática romana, fue el lugar preferido de Frank Sinatra en Las Vegas después de que su asociación de 13 años con el hotel The Sands terminara en 1967.
A través de los años, el lugar le proporcionó muchas alegrías a Sinatra: realizó innumerables espectáculos con entradas agotadas; fue ahí donde en 1979 recibió un prestigioso premio Grammy Trustees Award para honrar sus 40 años en el mundo del espectáculo y dos años más tarde fue nombrado Vicepresidente de Entretenimiento del Caesars Palace, un cargo oficial que supuestamente le reportaba $20,000 a la semana. Sin embargo, también hubo algunos altibajos. Lamentablemente, Sinatra estaba actuando en el Caesars cuando recibió la noticia de que su madre Dolly, había muerto en un accidente aéreo en enero de 1977.
A pesar de los muchos años que Sinatra actuó en el Caesars Palace, hasta la fecha solo se ha lanzado oficialmente una grabación de su época allí. Se trata del tercer disco de una caja de 4CD + DVD titulada Sinatra: Vegas, publicada en 2006. Es una grabación del cantante, que entonces tenía 67 años, a principios de marzo de 1982, durante la segunda semana de una residencia de quince días. En esta presentación Sinatra alterna entre la orquesta del Caesars Palace y, durante un par de números, un quinteto de jazz.
En la grabación vemos a un Sinatra con una forma brillante en todo momento: magnético, irresistible, encantador, locuaz, juguetón y muy divertido. Él le dice a la audiencia: “Me lo estoy pasando genial”, mientras toma una copa entre número y número.
Es posible que Sinatra haya interpretado cientos de veces canciones como “The Lady Is A Tramp”, “Night And Day” y “I Get A Kick Out Of You”, pero en el Caesars Palace las interpreta con una pasión inigualable y a todo pulmón. Se puede decir que disfrutaba tocando con una big band y que su alegría de vivir era más que palpable. “¿No les gusta el sonido de la big band cuando nos deshacemos de las cuerdas?” le pregunta a la audiencia. “A mí sí, es un placer cantar con la energía detrás de ti…es realmente maravilloso”.
Algo para resaltar es que ese día Dean Martin se encontraba entre el público, lo que permite ver cómo desde el principio del espectáculo entre él y Sinatra se permiten algunas bromas juguetonas. Sin embargo, esa noche no todo fueron trivialidades. Hay momentos de reflexión y, en un momento dado, Sinatra reconoce que es uno de los últimos de una especie en extinción.
“Ser un cantante de salón, ese es mi negocio”, dice. “No quedamos muchos de nosotros, solo yo y el Sr. [Tony] Bennett, que hacemos este tipo de canciones… y vamos a continuar para que no mueran. Son importantes para el catálogo musical estadounidense”.
En el escenario, Sinatra siempre estuvo dispuesto a reconocer a los autores de sus canciones, algo que hace una vez más en este espectáculo en el Caesars Palace. Esta faceta de su personalidad no solo reflejaba lo mucho que respetaba a los compositores, sino que también era un homenaje a la deuda creativa que tenía con todos esos creadores que afinaron el repertorio del Gran Cancionero Americano que él cantaba día a día.
Además de algunos de sus números emblemáticos más queridos, en este show Sinatra se remonta a 1941 cuando retoma “Without A Song”, una canción que originalmente cantó con la banda de Tommy Dorsey. Luego viaja todavía más atrás con “All Or Nothing At All”, que originalmente cantó con el director de orquesta Harry James, pero que en este disco de 12 canciones lleva un arreglo actualizado de Nelson Riddle (“¿No es una lista [de canciones] estupenda?”, dice entusiasmado Sinatra). A pesar de este viaje al pasado, Sinatra deja al lado cualquier idea de que él sólamente sabe regodearse en la nostalgia al cantar “Hey Look, No Crying”, una conmovedora balada extraída del que era entonces su álbum más reciente, She Shot Me Down.
Su hija, Nancy, se une a él en el escenario para una versión de su éxito de 1967, “Somethin’ Stupid”, que precede al gran final: el himno “Theme From New York, New York”.
Tal vez, sólo superado por “My Way”, como un cierre definitivo de concierto de Sinatra, en este himno de la Gran Manzana Sinatra le dice a la banda de antemano: “Aquí está su gran oportunidad, muchachos… ¡Metales arriba, todos!” Pero después de un enorme acorde de metales, la canción se detiene bruscamente y se desvanece. Este comienzo en falso un tanto decepcionante es solo parte del espectáculo. Sinatra retoma el momento y bromea: “No está mal… creo que rompieron algo”, entre las risas estridentes del público. Finalmente, la canción toma vuelo, no sin antes de que Sinatra incluya citas de “Chicago” y “(I Left My Heart In) San Francisco”.
La actuación de Sinatra en marzo de 1982 en el Caesars Palace es significativa porque ofrece un vívido retrato de un cantante sobre el escenario que se encontraba en el ocaso de su carrera, pero cuya pasión por la interpretación continuaba ardiendo intensamente. Incluso a los 67 años, el también conocido como Ol’ Blue Eyes seguía siendo, indiscutiblemente, El Presidente del Concejo.
Con más actuaciones en Las Vegas, además de actuaciones grabadas en Dallas y Filadelfia, la caja de 3 CD Standing Room Only se puede adquirir aquí.