Caesars Palace, ¿O era más bien el palacio de Frank? – Sinatra en 1978
En 1967, Frank Sinatra hizo del Caesars Palace su hogar, iniciando una relación de décadas que lo llevó a arrasar cada noche.
Las Vegas era el tipo de ciudad de Frank Sinatra. De hecho, él mismo ayudó a transformarla de un polvoriento remanso desértico – cómo se podría haber descrito en 1951, cuando actuó allí por primera vez – a una metrópolis opulenta y próspera. Un lugar que creció hasta convertirse en la capital indiscutible del entretenimiento de los Estados Unidos y la sede de lugares tan icónicos como The Desert Inn, The Sands y Caesars Palace.
Fue en Las Vegas donde Sinatra – quien había sido un ídolo de las adolescentes conocidas como bobbysoxers en los años 40 – se reinventó durante los años 50 como un estilista de canciones maduro cuyo repertorio se basaba en El Gran Cancionero Americano. También fue en Las Vegas donde el Rat Pack – encabezado por Sinatra e integrado por sus compañeros Dean Martin, Sammy Davis Jr, Joey Bishop y Peter Lawford – hicieron sus mayores escándalos, atrayendo a glamorosas estrellas de Hollywood y gente de todo el mundo a una ciudad que apenas llevaba 10 años de existencia cuando Sinatra nació en 1915.
El Sands Hotel And Casino fue el lugar preferido de Sinatra durante muchos años (también fue donde grabó el clásico álbum en vivo, Sinatra At The Sands, para su propio sello, Reprise, en 1966). Sin embargo, en 1967 cambió su lealtad y comenzó una larga relación con el más nuevo y grandioso Caesars Palace, un complejo de hotel y casino inspirado estéticamente en la antigua Roma.
El concierto estuvo disponible comercialmente por primera vez como parte del DVD que se incluía en el boxset de 2006 Sinatra: Vegas, para posteriormente ser lanzado por separado. Aquella actuación se filmó originalmente para un especial de CBS TV repleto de estrellas llamado Cinderella At The Palace. Esta grabación se trataba de un documental detrás de escenas, presentado por el bailarín y estrella de cine Gene Kelly, sobre la apuesta de una joven cantante por el estrellato. Aunque filmado en su totalidad, el concierto de Sinatra solo se utilizó en una pequeña parte de la película.
Mirando las imágenes en la actualidad, podemos ver que Sinatra, que en esa época tenía 62 años, estaba en una gran forma, tanto física como vocalmente. Primero, lo vemos detrás del escenario preparándose para el espectáculo mientras el comediante Jackie Gayle está al frente haciendo un acto para preparar a la audiencia. Bronceado y elegantemente vestido con un esmoquin, Sinatra, con un vaso de Jack Daniel’s en la mano, se ríe y se muestra aparentemente tranquilo al charlar alegremente con algunos de su séquito y posra para las fotos
Esa misma sensación de relajación se impregna a través de la actuación de Sinatra, reflejando a alguien que está seguro de sí mismo y para quien cantar en público es tan natural y sin esfuerzo como respirar. Frente a cientos de personas, Sinatra está en su elemento, combinando su don para hacer que las letras cobren vida junto con ese legendario carisma que hizo que las mujeres quisieran estar con él y los hombres quisieran ser como él.
Respaldado por una gran orquesta dirigida por su antiguo socio musical Bill Miller, la pieza de apertura de Sinatra es “All Of Me”, una canción impulsada por el swing que grabó por primera vez en 1944 para Columbia y luego volvió a grabar cuando se unió a Capitol. Una transición rápida lleva a la más lenta y arrogante “Maybe This Time”, tomada del musical Cabaret, con la voz estridente de Sinatra destilando pasión en el clímax de la canción.
Si bien esa canción era relativamente nueva en el repertorio del llamado “Presidente del Concejo, lo cierto es que su selección de temas incluyó varios de los clásicos que lo llevaron a la fama, entre ellos “The Lady Is A Tramp” (interpretada con bullicioso descaro), “My Kind Of Town” y “Someone To Watch Over Me”. Este último lo presenta diciendo: “Aquí hay algo bastante hermoso de los hermanos Gershwin”, y agrega: “tal vez una o dos veces en su vida se hayan sentido de esta manera… yo sí”. Es esta pequeña revelación personal la que muestra un poco del verdadero Sinatra que yacía debajo de su personalidad pública.
La inclusión de canciones del ex Beatle George Harrison (“Something”) y Jimmy Webb (“Didn’t We”) demuestran de manera convincente que Sinatra podía desplegar su magia en canciones pop contemporáneas y hacer que sonaran como si hubieran sido escritas especialmente para él. También hace una versión de la inquietante “Send In The Clowns” de Steven Sondheim. Al terminar esta pieza se ríe un poco al decir: “Si no eres un bebedor, ¡Esto te llevará al bar rápidamente, cariño!”
Pero el mayor aplauso de la noche está reservado para un popurrí de dos de sus temas más antiguos, “The Gal That Got Away” combinada con “It Never Entered My Mind”, donde las luces se ponen tenues y Sinatra, fumando intermitentemente un cigarrillo, muestra su habilidad como baladista romántico desolado, recreando el ambiente de su álbum histórico de 1955, In The Wee Small Hours.
En un momento del espectáculo, Sinatra muestra su lado más jazzístico a través de una interpretación de “Baubles, Bangles & Beads” (una canción del musical Kismet, que había grabado por primera vez en su álbum de 1959 Come Dance With Me). Aquí, el cantante va respaldado tan sólo por un cuarteto integrado por el guitarrista Al Viola, el pianista Vincent Falcone, el bajista Gene Cherico y el baterista Irv Cottler. Utilizando expresivos gestos con las manos en todo momento, Sinatra demuestra que está en un estado de ánimo particularmente animado. De hecho – el cantante, que sonríe a menudo, bebe un trago y hace bromas entre canciones – claramente se está divirtiendo. “¡Qué noche, qué espectáculo!”, exclama en un momento dado.
Inevitablemente, Sinatra presenta su melodía característica, el sensacional himno “My Way”, con una versión conmovedora en el clímax de la noche. Pero esto no marca el final del concierto, eso está reservado para una breve interpretación de una melodía que él presenta diciendo: “Esta es una canción de amor, no sobre una persona, sino sobre un lugar, que te pertenece a ti… y a mí”. Es, por supuesto, “America The Beautiful”, a la que el público se une y que sirve para bajar el telón de este particular espectáculo en el Caesars Palace.
Frank Sinatra se apropió del escenario aquella cálida noche de Las Vegas de mayo de 1978 de una manera tan impresionante que, tal vez, el hotel/casino debería haber sido rebautizado como Frank’s Palace. Aunque en ese momento él ya tenía 62 años, esta espectacular actuación en el Caesars, con su voz apasionada y perfecta y su maestría escénica, reveló que Sinatra todavía tenía un andar de lo más ágil.
Incluyendo actuaciones adicionales en Las Vegas, además de espectáculos grabados en Dallas y Filadelfia, la caja de 3 CD Standing Room Only se puede adquirir aquí.