‘Watertown’: la obra maestra olvidada de Frank Sinatra

A pesar de su imagen de tipo duro y sensato, Frank Sinatra no era invulnerable. Y ciertamente no era ajeno a la angustia; después de todo, algunos de sus discos de larga duración más exitosos, como el clásico In The Wee Small Hours y Frank Sinatra Sings For Only The Lonely, ambos lanzados en la década de 1950, fueron álbumes conceptuales de amor que lo vieron con el corazón roto. Pero, a pesar de lo desolados que eran esos dos discos, ellos no llevan consigo los dilemas existenciales de Watertown, que suena diferente a cualquier otro álbum en el canon de este artista.

En 1969, cuando Frank Sinatra grabó Watertown, tenía 54 años y, aunque muchos lo consideraban un artista icónico que todavía era “el rey de la colina y la cima del montón”, el mundo del pop que él conocía estaba cambiando más allá de lo reconocible. Él todavía estaba vendiendo miles de discos a un público que lo adoraba, como lo demostró el éxito de su álbum My Way, pero el pop estaba en un estado de transición; era el apogeo de la era de la contracultura, cuando el acid rock, el soul psicodélico y el auge del pop de cantautor estaban desplazando la música de easy listening. Sinatra ya había hecho concesiones al rock y al pop contemporáneo en My Way al hacer versiones de temas de Lennon & McCartney, Paul Simon, Jimmy Webb y Stevie Wonder, pero para su próximo proyecto, se adentró aún más en un terreno musical desconocido.

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Watertown, creación de los compositores Bob Gaudio y Jake Holmes, fue un ciclo de canciones sobre un hombre cuya esposa lo deja a él y a sus dos hijos después de ser seducida por el encanto de la gran ciudad. Sinatra interpreta a un personaje que es tanto el narrador como el protagonista central del álbum, y cuenta su historia a través de una serie de viñetas descriptivas.

El proyecto surgió de una conversación que Sinatra tuvo con uno de los compañeros de Gaudio en la banda The Four Seasons (la que acompañaba al cantante Frankie Valli) sobre grabar un proyecto más moderno. La idea despertó el interés de Sinatra y, en consecuencia, Valli le presentó a Gaudio, quien acababa de terminar de trabajar en el álbum conceptual de 1968 de The Four Seasons, Genuine Imitation Life Gazette, que fue producto de su primera colaboración con Holmes.

Gaudio recordó que Sinatra le pidió que “hiciera algo inusual, algo diferente; un álbum conceptual” y después de pensarlo un poco, volvió a reunirse con Holmes para comenzar a trabajar en lo que se convirtió en Watertown. Sinatra ciertamente recibió un disco diferente. “Jake y yo tratamos de imaginar algún lugar en el que [Sinatra] no hubiera estado musical o líricamente. Esa, para nosotros, fue la historia de alguien cuya esposa lo dejó y él estaba criando a los niños en un pequeño pueblo”, explicó en las notas de la edición 2022 del álbum.

En la vida real, Sinatra personificó la moda urbana, pero en Watertown, interpretó a un personaje común que vivía en un mundo mucho más mundano, ubicado en un remanso rural donde la única conexión con el resto del mundo era el ferrocarril.

Gaudio y Holmes escribieron once canciones y luego enviaron un demo de una de ellas a Irving “Sarge” Weiss, director musical de Sinatra, quien se la llevó a su jefe. Una semana después, Weiss tenía un mensaje para los dos compositores de Sinatra: “Él quiere hacerlas todas”.

“Creo que se enamoró del concepto, la historia de amor”, dijo Gaudio, explicando el entusiasmo de Sinatra por el proyecto, que comenzaron a grabar en julio de 1969. Las pistas de acompañamiento se grabaron primero y luego se agregó la voz de Sinatra. Aunque él hubiera preferido grabar en vivo con una orquesta, Sinatra aprovechó al máximo este método de grabación moderno “por capas”. Gaudio explicó que “la grabación por capas le dio el lujo de no preocuparse sobre estar cantando canciones nuevas y [tomarse el tiempo de] conocer las canciones de adentro hacia afuera como lo había hecho con sus clásicos”.

El tono vulnerable de Sinatra es perfecto para expresar la sensación de abatimiento silencioso de su personaje cuando el mundo que conocía y en el que confiaba se desmorona. Aprendemos que es un hombre sólido y confiable (“Todos estos años he trabajado para Santa Fe, nunca falté un día”) que se apoya, quizás demasiado, en las certezas de la vida (“Por lo que cualquiera puede decir, el sol saldrá mañana”). Aunque parece que esa falta de ambición y mentalidad pueblerina es la causa de la partida de su esposa.

Tenemos una idea de cómo es la vida en Watertown a través de la canción que abre el álbum, cuya atmósfera sombría marca el tono para el resto del álbum. Impulsada por una línea de bajo siniestramente laboriosa y golpes de batería marcial, es una canción en la que la orquestación de Bob Gaudio, sombría y sobria, coincide con la introspección mística de Sinatra mientras canta sobre un lugar donde “todo el mundo sabe que el crimen perfecto es matar el tiempo”.

El personaje de Sinatra graba amorosamente un retrato de su esposa en “Elizabeth” y recuerda sus días más felices y más jóvenes en la nostálgica “What A Funny Girl (You Used To Be)”. Pero a pesar de sus mejores esfuerzos (a través de “What’s Now Is Now”, donde él le dice “todavía podemos comenzar de nuevo”), ella no se retracta de su decisión de dejarlo.

La despedida de su esposa se describe en el desgarrador y conmovedor “Goodbye (She Quietly Says)”. Aunque es un evento trascendental que cambia la vida del personaje principal, se siente extrañamente decepcionante para él. “No hay gran final, no hay grandes explosiones en el cielo”, canta con incredulidad mientras observa cómo su matrimonio se desvanece con apenas un gemido en “una cafetería, con pay de queso y tarta de manzana”.

Aunque Watertown se centró en el fracaso de un matrimonio, su mensaje primordial no se trata de la derrota; más bien, destaca el valor del estoicismo y de sobrevivir a los obstáculos que la vida arroja sobre las personas.

Lanzado en marzo de 1970 en el sello Reprise de Sinatra, Watertown fue relativamente bien recibido por la prensa, pero se estancó en un decepcionante puesto 101 en la lista Billboard 200. Aunque fue uno de los LPs de Sinatra con menos éxito comercial en los Estados Unidos, es uno de los mayores triunfos artísticos del “Ol’ Blues Eyes”. Mostró que, a los 54 años, todavía era audazmente ambicioso y tomaba riesgos creativos; algo que el personaje serio que interpretó en Watertown probablemente nunca se aventuraría a hacer.

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