Las 25 mejores cantantes femeninas de jazz de todos los tiempos
Aunque no exista escasez de vocalistas talentosas, las mejores cantantes de jazz femeninas poseen voces únicas que se mantienen firmes ante sus contrapartes masculinas.
Desde que nació el jazz a principios del siglo XX, las mujeres han sido, y siguen siendo, una minoría en este mundo dominado en gran medida por los hombres. Sin embargo, hay una área del género en la que las mujeres siempre han sobresalido y florecido: el dominio de la vocalista de jazz. No ha habido escasez de cantantes talentosas a lo largo de las décadas pero las mejores cantantes de jazz femeninas poseen voces y personalidades únicas que realmente mantienen firmes frente a sus contrapartes masculinos.
El jazz ha producido tantas cantantes exitosas e influyentes a lo largo de los años que limitar la selección de las mejores cantantes de jazz a solo 25 escasos nombres es un desafío que muchos considerarían imposible. No se trata tanto de a quién incluir sino más bien de a quién omitir. Hay, por supuesto, aquellas que son tan significativas que sus nombres estarán automáticamente en la parte superior de las listas de las mejores cantantes de jazz de todos los tiempos de la mayoría de las personas. Es decir, la poderosa Santísima Trinidad compuesta por Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Sarah “Sassy” Vaughan.
Si bien la grandeza de este trío formidable no está en disputa –ni lo estará nunca– no significa necesariamente que las 22 cantantes restantes en la lista que sigue puedan considerarse como meras competidoras sin éxito, incluidas sólo para compensar los números. De hecho, cada una tiene una cualidad única que la hace especial, y todas han dado (y algunas siguen dando) contribuciones vitales al arte –y a la historia– del canto en el jazz.
Están aquellas, como Ella, Vaughan, Betty Carter y Anita O’Day cuyas voces son ágiles y atléticas, capaces de desplegar una gimnasia vocal alucinante. Pero una técnica deslumbrante no lo es todo, ni es necesariamente un requisito para ser cantante de jazz, como demostraron Billie Holiday, Nina Simone y Peggy Lee. Para esas artistas, comunicarse con su público y transmitir emociones profundas era primordial. Cuantas menos notas usaban las hacía escuchar como intérpretes más profundas y elocuentes.
La inclusión de cantantes contemporáneas –entre ellas Dianne Reeves, Madeleine Peyroux y Diana Krall– revela que Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Sarah Vaughan continúan teniendo descendencia en el jazz. Más importante aún es que su presencia nos muestra que cantar jazz no es una forma de arte muerta sino que está viva y sigue evolucionando. Y con jóvenes cantantes talentosas como Cécile McLorin Salvant, Charenée Wade, Cyrille Aimée y Jazzmeia Horn esperando su momento para brillar, el futuro parece increíblemente brillante para las cantantes de jazz.
La siguiente es una lista de las 25 mejores cantantes de jazz de todos los tiempos. Desarrollándose en un orden de grandeza ascendente, esta nos presenta un rico tapiz de voces, quizás el coro femenino más grande jamás reunido.
Mientras lees, escucha nuestra lista de reproducción de las mejores cantantes femeninas de jazz aquí.
25: Norah Jones (nacida en 1979)
Esta pianista, hija del legendario maestro indio de la cítara Ravi Shankar, nació en Nueva York pero se crió en Texas. Bendecida con un tono suave y una entrega vocal suave y acariciadora con un ligero gangueo country, Jones dejó su huella por primera vez en 2002, cuando su álbum debut, Come Away With Me, encendió la imaginación del público, gracias a su sencillo “Don’t Know Why”. No quedó satisfecha con solo ser una de las mejores cantantes de jazz de su generación, Jones tomó un nuevo camino hacia el territorio de las cantautoras en años más recientes, antes de regresar a sus raíces jazzísticas en su último álbum, Day Breaks de 2016.
24: Diana Krall (nacida en 1964)
Siendo, hasta la fecha, la cantante de jazz femenina con mayores ventas del siglo XXI, esta nativa de Nanaimo en la Columbia Británica y tres veces ganadora del Grammy, combina una voz sensual con diestras habilidades pianísticas. Krall hizo su debut en 1993, pero no fue sino hasta que comenzó su colaboración con el difunto productor Tommy LiPuma a partir de 1995—permaneciendo a su lado por un largo tiempo—que comenzó a convertirse en la estrella que conocemos hoy, gracias a álbumes estelares como como The Look of Love. Aunque puede hacer swing con ímpetu, la especialidad de Krall son las baladas lánguidas y los bossa novas sensuales.
23: Cassandra Wilson (nacida en 1955)
Reconocida por su seductor y nocturno timbre y su capacidad para tomar una canción de cualquier género o repertorio y hacerla indiscutiblemente propia, Wilson—quien nació en Mississippi—apareció por primera vez en el radar de los aficionados al jazz a mediados de los ‘80s como parte del colectivo M-Base del saxofonista Steve Coleman. Pero fue cuando se mudó a Blue Note en 1993, después de siete álbumes para el sello independiente JMT, que el trabajo de Wilson comenzó a llegar a un público más amplio.
22: Dakota Staton (1930-2007)
Originaria de Pittsburgh, Pensilvania, Staton combinó una personalidad atrevida con un juego de cuerdas vocales atléticas y expresivas. El productor de Capitol Records, Dave Cavanaugh, la vio actuar en un club nocturno de Harlem a fines de los años ‘50s y terminó firmando para el sello, donde, durante un período de cinco años, grabó su mejor trabajo, incluido el clásico LP de 1957 The Late, Late Show.
21: Madeleine Peyroux (nacida en 1974)
Al igual que muchas de las mejores cantantes de jazz, Peyroux fue influenciada tanto por el tono suave y soñador como por el fraseo rubato tras el ritmo de Billie Holiday, pero esta cantante nacida en Georgia (que a menudo toca la guitarra cuando canta) ha forjado su propio estilo desde que surgió en la escena en 1996. La presencia palpable de elementos galos en su música aumentados por matices del sonido del jazz gitano de Django Reinhardt refleja los años que Peyroux cantó en las calles de París durante su adolescencia.
20: Etta Jones (1928-2001)
Originaria de Carolina del Sur pero criada en Harlem, Jones saltó al radar del público general estadounidense en 1960 cuando su versión del clásico de jazz, “Don’t Go To Strangers” (del álbum del mismo nombre), salió del gueto del jazz y penetró en el Top 40 del pop de Estados Unidos. Al contrario de los que muchos suponían y aunque solo tenía 32 años en ese momento, Jones no era una novata y, de hecho, había estado grabando desde que era una adolescente, lanzando su primer disco en 1944. Como demostró “Don’t Go To Strangers”, ella era una baladista notable y agudamente sensible con una interpretación llena de matices.
19: Shirley Horn (1934-2005)
Horn, cantante de voz sensual y originaria de Washington DC, comenzó como pianista clásica, pero para cuando ya tenía 20 años, ya se encontraba cantando y dirigiendo su propio trío de jazz. Sin embargo, Horn dejó su huella en el mundo del jazz a la edad de 26 años cuando lanzó su LP debut en 1960. Su amistad con Miles Davis fue de gran ayuda, ya que este fue un entusiasta fanático de su música. A pesar del respaldo de Miles, a Horn le resultó difícil alcanzar el éxito comercial y no llegó sino hasta que firmó con Verve a finales de los ‘80s y revitalizó su carrera con una serie de excelentes LPs.
18: Dee Dee Bridgewater (nacida en 1950)
Bridgewater nació con el nombre de Denise Garrett en Memphis, Tennessee, y fue criada en Michigan, siendo hija de un trompetista de jazz que saltó a la fama en los años ‘70s, primero como integrante de la Thad Jones/Mel Lewis Orchestra y luego en el musical de Broadway The Wiz (luego convertido en una película protagonizada por Diana Ross y Michael Jackson), por el que ganó un premio Tony. Después de incursionar en el soul y la fusión en la última parte de la década, Bridgewater firmó con Verve en los años ‘90s y rápidamente se estableció como una de las mejores cantantes del jazz contemporáneo.
17: Dianne Reeves (nacida en 1956)
Contando con una voz ágil de cinco octavas, esta ganadora de múltiples premios Grammy proveniente de Detroit (que se crió en Denver, Colorado) ha estado grabando desde los años ‘70s al participar como invitada en álbumes de Ronnie Laws y su primo George Duke. Aunque su carrera como solista comenzó en 1982, Reeves obtuvo una mayor exposición después de unirse a Blue Note en 1987, compañía con la permaneció hasta 2008. Aunque puede cantar jazz estricto con aplomo (y es particularmente experta en cantar scat), Reeves es una destacada compositora y también algo así como una artista camaleónica que puede pasar del jazz y la fusión a la música latina, pop, R&B y caribeña de manera convincente.
16: Abbey Lincoln (1930-2010)
Esta cantante, compositora, actriz y activista inmiscuida en los derechos civiles nativa de Chicago (de nombre real Anna Marie Wooldridge) surgió por primera vez a mediados de los años ‘50s como una solista poseedora de un estilo único que reconocía la tradición del jazz pero también, a medida en la que fue envejeciendo, miró más allá. También hizo sentir su presencia con la banda del baterista (y entonces esposo) Max Roach en tres notables álbumes de jazz de principios de los años ‘60s (incluido We Insist!) que ofrecían un mordaz comentario sociopolítico sobre el estilo de vida estadounidense.
15: Helen Merrill (nacida en 1930)
Aunque el mundo la conoce como Helen Merrill, esta cantante de voz retumbante nació con el nombre de Jelena Ana Milcetic en Nueva York dentro de una familia con ascendencia croata. Cautivada por el jazz desde temprana edad, comenzó a cantar en clubes locales a los 14 años pero su debut discográfico, con la banda de Earl Hines, llegó hasta cumplir los 22 años. Su carrera en solitario comenzó a mediados de los años ‘50s y continuó grabando regularmente hasta su retiro en 2003.
14: June Christy (1925-1990)
Proveniente de Springfield, Illinois, esta cantante de voz sedosa nació con el nombre de Sharon Luster y se presentó en los escenarios por un tiempo breve con el nombre artístico de Sharon Leslie antes de establecerse como June Christy, esto luego de unirse a la banda del célebre pianista de la costa oeste Stan Kenton. Con Kenton a la cabeza, Christy logró un éxito de un millón de ventas en 1945 con “Tampico”. Una decana de la escuela del cool jazz de la Costa Oeste, Christy poseía unas cuerdas vocales ágiles con un vibrato de movimiento ligero.
13: Blossom Dearie (1924-2009)
Con un timbre juvenil tan tenue y delicado como una telaraña, Margrete Blossom Dearie patentó un estilo vocal único que la hizo destacar entre otras cantantes de jazz a finales de los años ‘50s. Su carrera despegó en Francia a principios de la década cuando actuó con un grupo llamado The Blue Stars para luego embarcarse en una carrera solista en la misma década. En los años ‘70s, fundó su propio sello discográfico, Daffodil, y también se desarrolló como una destacada pianista y compositora.
12: Anita O’Day (1919-2006)
Hoy en día es aclamada como una de las mejores cantantes de jazz de su generación, pero Anita O’Day fue calificada por la prensa estadounidense como la Jezabel del Jazz a raíz de delitos de drogas que la llevaron a cumplir una sentencia de prisión. Sin embargo, O’Day –que nació en Kansas City y cuyo nombre verdadero fue Anita Colton – disfrutó de una carrera larga y exitosa que abarcó 65 años. Conocida por sus frases cortas similares a metales y por su no usar vibrato (debido a una amigdalotomía infantil), el estilo atlético de O’Day se definió por un dinamismo rítmico contagioso.
11: Chris Connor (1927-2009)
Mary Jean Loutsenhizer es mejor conocida como Chris Connor, quien, al igual que Anita O’Day, nació en Kansas City, Missouri. La sensual y susurrante voz de Connor fue reconocida al principio al ser integrante de la banda de Claude Thornhill en 1949, para luego emprender una carrera en solitario grabando para el sello independiente Bethlehem en 1954. Podría decirse que la fase más fértil y exitosa de su carrera llegó entre 1956 y 1962 cuando estuvo en las filas de la discográfica Atlantic. Connor grabó su último álbum tres años antes de su muerte en 2003.
10: Julie London (1926-2000)
Conocida por sus interpretaciones ardientes y su glamuroso look de estrella de cine, London, nacida en California, personificó a la cantante arquetípica estilo torch de los años ‘50s. Se le recuerda principalmente por su lectura inmortal de la balada de Arthur Hamilton, “Cry Me A River”, que consolidó su nombre entre las mejores cantantes de jazz, esto luego de que su versión se convirtiera en un gran éxito transatlántico tras su aparición en la película de 1956, The Girl Can’t Help It. Además de lanzar 29 álbumes, London apareció en una gran cantidad de películas y programas de televisión. Su última grabación se realizó en 1981.
9: Betty Carter (1929-1998)
Betty Carter, quien nació en Flint, Michigan con el nombre de Lilli Mae Jones, es ampliamente reconocida no solo como una de las mejores cantantes de jazz de todos los tiempos, sino como una de las mejores cantantes de scat e improvisadoras vocales de la música, sin importar el sexo. Tutelada por el arquitecto del bebop Dizzy Gillespie, tuvo su gran oportunidad con la banda del vibrafonista Lionel Hampton en 1948 y luego comenzó su carrera discográfica como solista a mediados de los años ‘50s. También fue reconocida como profesora de jazz y buscadora de talentos, lo que permitió a los músicos emergentes mostrar sus talentos en su banda (incluidos los destacados pianistas John Hicks, Mulgrew Miller y Cyrus Chestnut).
8: Nina Simone (1933-2003)
Eunice Waymon, la hija de un predicador proveniente de Tryon, Carolina del Norte, soñaba con ser concertista de piano hasta que, en 1950, se desanimó por el racismo que supuestamente encontró en los establecimientos educativos de música clásica de la época. Aún así, siguió con el entusiasmo para abrirse camino en el mundo como música, y unos años más tarde se transformó en la cantante de club nocturno Nina Simone, y así, comenzó a interpretar una amalgama inclasificable de sabores de jazz, blues, gospel y música folk, todo imbuido de un espíritu directo. Una figura profundamente influyente, Simone sigue siendo una inspiración para muchos músicos jóvenes en la actualidad.
7: Carmen McRae (1922-1994)
La joven McRae, quien nació en Harlem de padre costarricense y madre jamaicana, se sintió atraída por el jazz a una edad temprana. Un momento clave en su vida llegó cuando, a los 17 años, conoció a Billie Holiday quien se convertiría en su mayor inspiración (también escribió una canción llamada “Dream Of Life”, que Holiday grabó en 1939). A pesar de la gran influencia de Holiday, McRae descubrió su propia voz y se hizo famosa al ser una sensible intérprete de letras. Su última grabación se realizó en 1991.
6: Bessie Smith (1894-1937)
La única de nuestras 25 mejores cantantes de jazz de todos los tiempos que nació en el siglo XIX, Bessie Smith fue enterrada en una tumba sin nombre después de morir en el Hospital GT Thomas en Clarksdale, Mississippi (ahora el Hotel Riverside) a causa de un accidente automovilístico a los 43 años. Años después, en 2015, filmaron una película biográfica de Hollywood basada en su vida y protagonizada por Queen Latifah. Aunque fue apodada La Emperatriz del Blues, esta cantante nacida en Chattanooga fue una figura clave en la evolución temprana del jazz vocal y llegó a influir en cantantes como Dinah Washington y Janis Joplin.
5: Peggy Lee (1920-2002)
Combinando una sensualidad ardiente con un minimalismo vocal—el epítome del estilo “menos es más”—Peggy Lee nació con el nombre de Norma Dolores Egstrom en Jamestown, Dakota del Norte, y fue aprendiz en la banda de Benny Goodman durante los años ‘40s antes de convertirse en solista. Disfrutó de una serie de éxitos para Capitol Records en la misma década antes de mudarse a Decca, donde grabó uno de sus LPs más famosos y perdurables, Black Coffee, en 1956. Sin embargo, la canción más icónica de Lee es “Fever” de 1958, que encapsuló su estilo lacónico y relajado.
4: Dinah Washington (1924-1963)
Nadie podría entonar una letra como la cantante cuyo nombre real fue Ruth Lee Jones, cuya dicción clara y precisa, combinada con una entrega áspera y recortada, dejó una marca indeleble en sus escuchas. Saltó a la fama haciendo discos de blues subidos de tono en los años ‘40s pero evolucionó hasta convertirse en una de las mejores cantantes de jazz del mundo gracias a su sofisticación urbana que remarcaban lo que hace especial a este género. Al igual que su ídolo, Bessie Smith, Dinah Washington fue una cantante muy influyente; entre aquellas que cayeron bajo su hechizo se incluyen Esther Phillips y Nancy Wilson.
3: Sarah Vaughan (1924-1990)
Poseyendo una hermosa voz de cuerpo completo con un vibrato trémulo y celestial, no es de extrañar que a Sarah Vaughan de Nueva Jersey a menudo se la llamara “La Divina”. Vaughan cantó con las bandas de Earl Hines y Billy Eckstine para luego lanzar su carrera en solitario a finales de los ‘40s, pero fue hasta que firmó con Mercury Records cuando realmente cruzó a la conciencia del público en general en 1954, lo que dio como resultado una serie de álbumes notables. Vaughan era una consumada estilista de canciones que se sentía tan cómoda haciendo scat sobre un ritmo de swing así como entregando una sensual balada romántica.
2: Billie Holiday (1915-1959)
Aunque técnicamente no tan pulida como la joven Sarah Vaughan, Billie Holiday (nombre real: Eleanora Fagan), nacida en Filadelfia, tenía una forma insuperable de comunicarse a través de una canción. Su voz tenía una cualidad profundamente conmovedora que hacía que todo lo que cantaba Lady Day pareciera estremecedoramente autobiográfico.
1: Ella Fitzgerald (1917-1996)
Encabezando nuestra lista de las 25 mejores cantantes de jazz de todos los tiempos se encuentra la incomparable Primera Dama de la Canción. Oriunda de Newport News, Virginia, pero cuyo viaje a la fama comenzó en el escenario del Teatro Apollo de Nueva York en 1934, esto luego de ganar el primer premio en un concurso de talentos amateur. Para finales de esa década, Ella Fitzgerald cantaba con la banda del baterista Chick Webb, pero no fue sino hasta 1954 que la carrera de Fitzgerald realmente se disparó cuando su representante, el empresario de jazz Norman Granz, decidió crear un sello discográfico llamado Verve con el único propósito de exponer su talento. Capaz de improvisar con su voz cual si fuera un trompetista de bebop, Fitzgerald también se desempeñó como una baladista sedosa que podía equilibrar la técnica con la sensibilidad.