Déjalo rodar: Lo mejor de los álbumes de Johnny Cash en Mercury
Los mejores álbumes de Johnny Cash con Mercury muestran los grandes riesgos que tomaba mucho antes de colaborar con Rick Rubin.
Si hay una etapa de la carrera de Johnny Cash a la que se presta poca atención, ésa es la de los álbumes de Mercury de finales de los 80 y principios de los 90. Este período tuvo lugar justo antes de su regreso con American Recordings junto a Rick Rubin, el cual algunos consideran como un desvío erróneo en camino a su posterior regreso al éxito comercial. Sin embargo, esa visión no es tán válida cuando escuchas los cinco álbumes que surgieron de este período. Un desvío comercial, sí: a Cash siempre le gustó tener éxitos, y dado que su estadía de tres décadas con Columbia había terminado, la esperanza original era que Mercury reavivara esta magia de ventas. Sin embargo, en lugar de hacer discos elegantes con sonido de Nashville, Cash hizo algo más atrevido.
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El principal productor de los álbumes Mercury de Cash fue Jack Clement, uno de sus colaboradores más antiguos, quien escribió el éxito de Sun Records “Ballad of a Teenage Queen” y produjo el clásico “Ring of Fire”. En su mayor parte, Clement hizo todo lo posible para que los temas de Mercury sonaran como los de Sun. Hay mucho eco de slapback (esa repetición que sigue al sonido original), pocos adornos de producción y mucha guitarra boom-chicka-boom (parte de ella tocada impecablemente por Marty Stuart).
Originales
Una de las auténticas joyas de los años de Cash en Mercury fue “A Backstage Pass” de Boom Chicka Boom, una canción sobre todos los tipos de humanidad que uno encuentra en un concierto de Willie Nelson: “chiflados y bichos raros, estúpidos, atletas y estrellas de cine” ¡Y también David Allan Coe! Todas estas menciones son muy divertidas y bastante entrañables. Cash parece tan impresionado por todo lo que sucede detrás del escenario de Willie como lo estaría cualquier simple mortal. Este humor también se manifiesta en “I’d Rather Have You”, una jovial canción de amor que pide a gritos ser versionada.
Cash no evitó escribir canciones más profundas en esta época: “The Ballad of Barbara” actualiza la tradicional “Barbara Allen” en una especie de tragedia moderna. Por su parte, “Angel and the Badman” (de The Mystery of Life) cuenta la historia de un pistolero borracho que encuentra la redención a través del amor, una historia contada magistralmente en apenas dos minutos y veintidós segundos.
Colaboraciones
Cuando el primero de los álbumes en Mercury de Johnny Cash no tuvo éxito, llegó el momento de crear un álbum de colaboración con grandes estrellas. Cash puso todo su empeño en Water from the Wells of Home de 1988, grabando canciones de primer nivel con un equipo de ensueño de estrellas invitadas. Fue un proyecto en el que todo quedó en familia. Su hijo John Carter Cash hace un dueto con él en la canción que da título al disco, una conmovedora canción de la segunda mitad de su vida que da la impresión de que el cantante se encuentra con su yo más joven. El joven Cash también canta en “Call Me the Breeze”, cuyo arreglo lleva a Skynyrd a Sun. Otro miembro de la familia aparece en “Ballad of a Teenage Queen”, con Rosanne Cash interpretando al personaje del título.
La canción más destacada del álbum, “New Moon Over Jamaica”, fue escrita por el equipo formado por Cash, Tom T Hall y Paul McCartney; este último también a dúo. Dado el título y la presencia de McCartney, uno podría esperar reggae, pero no fue así. Es una dulce balada del Oeste con un aire a “Tumbling Tumbleweeds”. Sin embargo, ni sus fans ni los de McCartney parecían conscientes de que este excelente tema si quiera existía. Lo mismo ocurre con “Wanted Man”. Tiene un estribillo que atrapa de inmediato e incluye un chispeante juego de palabras que lo hacen sonar como un viejo clásico country, pero en realidad fue escrito y grabado para The Mystery of Life. ¿Cúal fue el co-guionista de Cash para esa pieza? Nada menos que Bob Dylan.
Country Contemporáneo
La mayoría de los álbumes Mercury de Johnny Cash estaban dedicados a canciones roots muy accesibles y dirigidas a la radio country, por ello es sorprendente que ninguna de ellas triunfara. En este periodo Cash recurría a algunos de los mejores compositores del momento – John Prine, Guy Clark, Tom T. Hall) y revivía uno que otro clásico ocasional (“16 Tons” – que no había tocado antes).
En el catálogo de este periodo también hay algunas canciones nuevas que valen la pena. Aunque el título es ciertamente poco ortodoxo, “Heavy Metal Don’t Mean Rock & Roll to Me” es una canción moderna y aguda. Y el final de Boom Chicka Boom, “That’s One You Owe Me”, es una canción astuta que narra una amistad a lo largo del tiempo. El amigo le hace algunos favores al cantante y, más tarde, cuando la esposa del amigo se le insinúa al cantante, éste la rechaza.
Sorpresivas
Las cosas se vuelven realmente extrañas en algunos de estos álbumes. “Beans for Breakfast” es la historia típica de un tipo que se desmorona cuando su chica se marcha, pero en este caso, su vida se descarrila. Y uno se pregunta: ¿Pero qué sucedió con los frijoles? De todas las canciones conocidas que interpretó a lo largo de su carrera, la elección más alejada a su estilo más conocido tiene que ser “Cats in the Cradle” de Harry Chapin, particularmente porque le da a la llorosa historia de Chapin sobre el abandono entre un padre y su hijo un arreglo alegre, muy al estilo de sus grabaciones en Sun.
Otra sorpresa es una joya perdida que ahora solo aparece en la versión ampliada de Boom Chicka Boom, “I Draw the Line”. Como era de esperar por el título, es una actualización de “I Walk the Line”, y representa una de las pocas veces que Cash grabó una secuela explícita de un éxito. El ritmo es similar (aunque esta vez con piano acompañándolo), con el guitarrista insinuando un lick muy parecido al del éxito original. Ambas canciones tratan sobre lo mismo, ser fiel cuando se está lejos de casa, pero con una gran diferencia: el cantante de “I Walk the Line” no es atrapado engañando, mientras que el de “I Draw the Line” admite que cede a la tentación todo el tiempo, algo ante lo que declara que simplemente traza el límite a “seguir adelante cuando me acerco a la zona de peligro”.
A pesar de todo esto, la canción más sorprendente del lote de Mercury tiene que ser su segunda canción de Elvis Costello, “Hidden Shame”, que no se había grabado anteriormente. Incluso para Costello es una canción de peso. El cantante revela su secreto más oscuro… que fue que, en un momento de pasión juvenil, empujó a su mejor amigo por un precipicio porque estaba enamorado de él. Ni Cash ni Costello abordaron mucho temas de sexualidad a lo largo de sus carreras, por lo que la aparición de esta canción fue un poco impactante y una muestra de que Cash estaba asumiendo grandes riesgos con su material mucho antes de que apareciera Rubin en su vida.
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