Neil Diamond y ‘The Jazz Singer’: lo que perdió el cine lo ganó la música
Protagonizar ‘The Jazz Singer’ no logró convertir a Neil Diamond en actor de tiempo completo, pero sí crear un gran álbum.
Es probable que mencionar The Jazz Singer a Neil Diamond le provoque sentimientos encontrados. Si bien su actuación en la película de Richard Fleischer de 1980 le valió un Razzie de los premios Golden Raspberry (una ceremonia desenfadada que “premia” los momentos más cuestionables de Hollywood), la banda sonora de ésta fue un triunfo rotundo. De hecho, hasta la fecha ha vendido más de seis millones de copias y es aclamada como un clásico.
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No es de extrañar que Diamond dijera más tarde: “Mientras hacía The Jazz Singer decidí que preferiría ser un cantante realmente bueno que un actor mediocre; y que me concentraría en mi música, mis discos y mis conciertos”.
En la película, una nueva versión del clásico de Al Jolson de 1927, Diamond (nacido en Nueva York) protagoniza junto a Laurence Olivier el papel de Yussel Rabinovitch, un joven cantor judío que actúa en la sinagoga de su autoritario padre. Diamond, que estaba a punto de cumplir 40 años cuando se rodó la película, demostró mucho valor al asumir el desafío de la actuación, sobre todo si se tiene en cuenta que su participación en el proyecto sucedió luego de pasar un largo período en silla de ruedas mientras se recuperaba de una operación en la que le extirparon un tumor de la columna vertebral. A pesar de la mala recepción que tuvo la película, el álbum, lanzado el 10 de noviembre de 1980, fue un éxito instantáneo e incluyó canciones emotivas como “Love On The Rocks” y “Hello Again”, así como la descaradamente patriótica “America”.
Diamond logró hacerse de una gran cantidad de credenciales como compositor antes de convertirse en solista. Cuando abandonó la universidad se ganó la vida como escritor en el Tin Pan Alley de Nueva York durante una época en la que aprendió a tocar la guitarra escuchando al grupo folk The Weavers.
Uno de los primeros álbumes que compró cuando era joven fue el de The Everly Brothers del cual le encantó particularmente una “canción hermosa y muy melódica” llamada “Let It Be Me”. Esta pieza fue originalmente escrita en francés por Gilbert Bécaud, un hombre cuyas composiciones habían sido versionadas por Frank Sinatra y Judy Garland. Antes de The Jazz Singer, Diamond buscó a Bécaud para escribir algunas canciones juntos, incluidas cinco que se incluyeron en la banda sonora: “Love On The Rocks”, “Summerlove”, “On The Robert E Lee”, “Hey Louise” y “Songs Of Life”.
La más exitosa fue “Love On The Rocks”, una canción de amor lacrimosa que se convirtió en uno de los clásicos de Diamond y que luego fue un éxito para Gladys Knight. Por otra parte, “America”, que habla sobre las esperanzas y los temores de los inmigrantes, se apoyó hábilmente en el patriotismo al usar una letra que hablaba sobre “la bandera desplegada” y que incluía un estribillo muy pegajoso. Este también se convirtió en un himno atemporal para Diamond.
El álbum también contiene un himno tradicional judío (“Adon Olom”), que es utilizado como un interludio de 30 segundos entre sus 13 ágiles canciones. La mayoría de los temas duran menos de tres minutos y todos tienen una gran carga emocional que es canalizada a través de la dulce y un tanto grave voz de Diamond. Entre ellas, “You Baby” es vivaz e ingeniosa y la jazzística “On The Robert E Lee” es peculiar, mientras que “Summerlove” es simplemente una canción pop bien construida. Todo esto se combinó para ayudar a que el álbum fuera disco de platino cinco veces.
Además, el trabajo de guitarra en The Jazz Singer es ejemplar, incluyendo entre sus colaboradores a Richard Bennett, quien había trabajado con Mark Knopfler durante los últimos 23 años. En los años 70, Bennett era un habitual de la banda de Diamond. Su maravillosa forma de tocar también fue clave en el éxito de 1975 de The Bellamy Brothers, “Let Your Love Flow”.
A Diamond le gustaba reunir músicos del más alto calibre. Entre los que participaron en el proyecto se encontraba su veterano compañero de banda, Alan Lindgren – el arreglista del álbum que también tocaba el sintetizador y el piano – que había trabajado anteriormente con Frank Sinatra. En el álbum también participó el guitarrista Doug Rhone, quien colaboró en la composición de la dulce canción llamada “Acapulco”.
En ese momento, Diamond se había convertido en uno de los actores debutantes mejor pagados de la historia por su actuación en The Jazz Singer (recibió 3.5 millones de dólares). Sin embargo, más tarde le dijo a Larry King Live en CNN que no fue una experiencia feliz: “Realmente no entendí el proceso. Me dio un poco de miedo. Nunca lo había hecho antes. Y nunca tuve un verdadero gusto por las películas”.
Lo que perdió el cine lo ganó la música… y The Jazz Singer sigue siendo un álbum histórico.