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‘The Downward Spiral’: la obra maestra de Trent Reznor

Nine Inch Nails le levanta el dedo medio al mainstream (incluso cuando lo había conquistado) con un disco que definió a una generación.

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Nine Inch Nails Downward Spiral
Portada: Cortesía de Interscope Records

Si nos sentamos a hablar de arte sombrío, entonces la película de autor escandinava de 2002 Lilya 4Eva realmente se lleva las palmas. Comenzando en su punto más feliz, la historia se desata a partir de la madre de una adolescente rusa, Lilya, y su nuevo novio llevándose a su hija para vivir en los Estados Unidos, prometiendo devolverla a su núcleo familiar una vez que se establezcan en su nueva patria. La película es una bestia desgarradora y malévola que sigue un descenso a los puntos más oscuros a los cuales puede llegar la humanidad. Ver la película recuerda ese viaje al abismo que uno experimenta a través de la obra maestra de Nine Inch Nails de 1994, The Downward Spiral. Cuando comienzas un viaje sonoro como este con una canción titulada “Mr. Self Destruct” (y eso es sólo la punta del iceberg) – es muy clara la dirección hacia donde se dirigirá el resto del disco.

The Downward Spiral fue nombrado recientemente uno de los 100 mejores álbumes de Apple Music. Escucha el álbum ahora.

La razón por la que probablemente nunca hayas oído hablar de Lilya 4Eva es porque cuando se trata de arte crudo y desafiante que se presenta sin un final feliz, y que se centra en la depravación de la humanidad – ya sea social o interna, su hogar natural está en el underground. Este es el lugar al que debes dirigirte si quieres encontrar un tipo de arte que te obligue a pensar y a empujar los límites de tu imaginación.

Lo sorprendente de esta historia es que, desde un inicio, el don de Trent Reznor fue más grande que las restricciones del underground.

A finales de los 80 el rock estuvo dominado por las bufonadas del hair metal y sus baladas melosas sin sentido. Sin embargo, esto no duró para siempre. Luego de un tiempo llegó el momento para que bandas revolucionarias como Jane’s Addiction y Faith No More prepararan el terreno para que Nirvana tomara por asalto la cultura popular tan solo unos años más tarde, marcando el comienzo de una era dorada en la que el arte alternativo disfrutaría de su mejor momento bajo el sol.

La madriguera de la desesperación

A menudo, cuando tienes un álbum debut tan exitoso como el Pretty Hate Machine de NIN, hacer su continuación se convierte en una misión complicada que a menudo termina encasillando a las bandas a la categoría de “no es tan bueno como el disco anterior”. Si a esto le añadimos las disputas que tuvo Reznor con TVT Records – capturadas con maestría en el excelente documental de HBO de este año, The Defiant Ones, que llevaron a Reznor a firmar con Interscope después de un año de negociaciones por parte de Jimmy Iovine, es fácil darse cuenta de la enorme presión que recaía sobre los hombros de Trent para hacer un segundo disco exitoso.

En una época post Nevermind, cuando la cultura alternativa estaba infiltrada en el mainstream a niveles sin precedentes; si el mundo alguna vez iba a escuchar lo que Reznor tenía que decir, este era el momento. Las masas abrieron sus oídos y  Nine Inch Nails les dijo lo que estaba pasando. En el proceso, se vendieron nueve millones de copias del disco en todo el mundo.

En esencia, The Downward Spiral es un álbum conceptual inquebrantable que detalla cómo caer en la madriguera de la desesperación: una narrativa tan impresionante como su música que desafía géneros y define a una era. Con la voluntad de abrazar el conflicto interno del hombre entre el rencor y la vulnerabilidad; los sentimientos paralizantes de aislamiento e impotencia; la inutilidad de luchar contra cualquier cosa cuando el mundo es un montón de basura inamovible y el desafío de la derrota (la repetición de la frase “Nada puede detenerme ahora” a lo largo del álbum pone esto en primer plano y al centro), The Downward Spiral confronta esos sentimientos que embotellamos en nuestro interior con toda la sutileza de una patada circular en la cabeza.

Su genialidad, sin embargo, está en la articulación de estas emociones. Erudito y visceral, The Downward Spiral puede haber parecido algo simple para los que lo miraban desde fuera, pero para toda una generación que cargaba con tanto el Diablo como Dios enfurecidos en su interior, se trataba de una gran una catarsis. Reznor era un ícono con el que nadie podía identificarse. Iba a lugares a los que los que posaban para la prensa ni siquiera soñaban. Esas personas te contaban las cosas con metáforas; Reznor te las contaba directamente. Él podía evitar que te sintieras como una creación errónea simplemente al expresar puntos de vista y sentimientos que nunca antes habías escuchado. Trent ha estado haciendo eso desde el principio y hoy en día lo sigue haciendo a un nivel de clase mundial. Sus duras consignas como “No tengo alma para vender”, “Quiero jod**te como a un animal” y la desgarradora “Todos los que conozco desaparecen al final”, hacen que The Downward Spiral sea por siempre el álbum más popular de NIN.

Un tour de force de creatividad

Si ese es el tipo de legado que Reznor estaba dejando con sus palabras, musicalmente, The Downward Spiral es un tour de force de creatividad, invención e innovación, y un dedo medio completamente extendido a la visión estrecha de cualquiera sobre la electrónica en la música heavy. Más de 20 años después de su lanzamiento inicial, el 8 de marzo de 1994, The Downward Spiral estaba tan adelantado a su tiempo que todavía parece un disco contemporáneo.

Este álbum, un ataque sonoro de sentidos, colores y texturas, desde vibrantes e inquietantes golpes de teclas y sintetizadores, hasta explosiones de distorsión industriales, confusas y violentas, pasando por momentos de pura tranquilidad (perfeccionados en la divina “A Warm Place”), The Spiral lo tiene todo. Tal es la profundidad de esta obra maestra que incluso una mejora en los auriculares puede brindarte una experiencia auditiva completamente nueva, por no hablar de la sobrecarga sensorial que ofrece la reedición en vinilo recientemente remasterizada del álbum.

También tuvo éxitos legítimos. Los clubes de rock de todo el mundo todavía convierten sus pistas de baile en orgías de sudor y movimiento corporal al ritmo de “Closer”, el referente indiscutible para esas canciones de rock cargadas de sexualidad. “March Of The Pigs” se ha convertido en un clásico del rock y al mismo tiempo es un híbrido inclasificable de punk, techno minimalista, metal industrial y ritmos extravagantes: una prueba irrefutable del hecho de que Reznor cambió el mundo en sus propios términos. Dejando lo mejor para el final… recientemente hubo una encuesta en internet para encontrar el mejor tema final de un disco. La respuesta es “Hurt”. Si puedes encontrar otro cierre de álbum que defina la carrera y el legado de dos compositores tan talentosos como Trent Reznor y Johnny Cash, somos todo oídos.

Resulta deprimente que la cultura mainstream actual haga improbable que un álbum tan desafiante como The Downward Spiral vuelva a tener ese nivel de impacto. Pero The Downward Spiral siempre estará ahí, brillando como un faro gracias a su catarsis inquebrantable y unos riesgos musicales que desafían las convenciones.

The Downward Spiral se puede comprar aquí.

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