‘WHO’: Pete Townshend y Roger Daltrey Comprueban Que El Rock No Está Muerto
Con su duodécimo álbum, ‘WHO’, Pete Townshend y Roger Daltrey crearon un disco relevante y lleno de sabiduría que les habría sorprendido a ellos mismos en su juventud.
En sus entrevistas, Pete Townshend ha dicho que todo en la música ya se ha hecho y que el rock está muerto. Dicho esto, fue emocionante poder decir que su propia obra lo pudo contradecir. Ciertamente, parte de WHO, el duodécimo álbum de estudio de la banda, lanzado el 6 de diciembre de 2019, se escuchó agradablemente familiar y estimulantemente nostálgico. Pero otros tracks emocionantes por igual, encontraron a los Who sonando como nunca antes.
Sabiduría, perspectiva y humor.
Habían pasado 13 años desde que el núcleo restante de la banda de Townshend y Roger Daltrey se reunió por última vez bajo el nombre de la compañía, y aunque Endless Wire de 2006 contenía momentos de gloria sublime, había también momentos en los que parecía más bien una obligación. Nada fue más lejos de la realidad en WHO. Puede que sea o no el testamento final de la banda en forma de álbum, pero de cualquier manera fue un brillante tratamiento acerca de cómo la vieja g-g-generación del rock no solo puede seguir siendo relevante, sino impartir sabiduría, perspectiva y humor que habrían sorprendido a ellos mismos de más jóvenes.
Resplandeciente dentro de su cubierta visual diseñada por Peter Blake, el disco comenzaba a todo galope con “All This Music Must Fade”. Uno de los tres temas de apertura que anticipaban el repertorio como lo que alguna vez llamamos ‘sencillos’, fue la primera señal de que, si vas a volver al pozo, más vale que te tomes un buen trago y lo disfrutes. Era una canción agresiva (“Sé que vas a odiar esta canción”) pero juguetona, especialmente en su abierta aceptación de la métrica lírica de “The Kids Are Alright”. También fue la primera confirmación de que, a lo largo del álbum, Daltrey estaba en la mejor forma vocal de su vida.
“Ball And Chain”, la cual ofrecieron como anticipo cuando los Who tocaron en el estadio de Wembley en julio de 2019, es una acusación estruendosa y gruñona a “esa bonita parte de Cuba”, el campo de detención de la Bahía de Guantánamo. Luego vino la vívidamente melódica, “I Don’t Wanna Get Wise”, en la que Townshend reflexionaba sobre no morir antes de envejecer, cómo el éxito fue una sorpresa pero no debería haberlo sido, para esos “mocosos jóvenes”, y sobre la improbable adquisición de cierta sagacidad. Aquí y frecuentemente en otros temas, el guitarrista, junto con el co-productor Dave Sardy, mezcló toques de producción contemporáneos con guiños de sintetizador a la era de Who’s Next.
Un triunfo valiente
La percusiva “Detour” hizo que Daltrey alternara entre gruñeridos y persuación en una canción que Townshend describió durante su creación como “[acerca de] hombres que necesitan encontrar nuevas rutas…para encontrar una manera decente pero honesta de acercarse a las mujeres en nuestras vidas, así como nuestros negocios”. La simbiosis esencial entre la voz, la guitarra y la antigua magnificencia de John Entwistle y Keith Moon en la sala de máquinas se recrea conmovedoramente a través de las estimulantes contribuciones de Pino Palladino y Zak Starkey.
La suave y discreta elegancia de “Beads On One String” albergaba un aparente llamado antibélico, con arreglos y letra de Townshend para la música de Josh Hunsacker, un artista que descubrió en SoundCloud. “Hero Ground Zero” (la cual también se estrenó en Wembley) fue un himno arquetípico de los Who respaldado por su uso inigualable de una orquestación opulenta, mientras que Daltrey se elevó de nuevo en “Street Song”, con las armonías distintivas de Townshend y sus maravillosas texturas de guitarra.
Continuó con quizás los cinco minutos más extraordinarios de todo el álbum, y un tema muy diferente a todo lo que los Who habían grabado alguna vez. Townshend, poco dado a las expresiones abiertas de amor en las canciones, expone sus emociones para que todos las escuchen en “I’ll Be Back”, que comienza con un hermoso motivo de armónica y florece en una magnífica declaración de devoción, sin un instrumento eléctrico a la vista.
“En esta vida me has bendecido tanto, ¿por qué querría liberarme?” pregunta. “He sido muy feliz amándote”. En una de las letras más cautivadoras que Townshend haya escrito jamás, afronta su mortalidad de frente (“Debo aceptar que finalmente podría estar muriendo”) con una serenidad segura, mientras se imagina regresando con su amante en la otra vida. Con voces claramente afectadas con autotune y su aire de sofisticación, algunos fans de los Who podrían odiarlo, pero otros lo escucharon como un valiente triunfo.
Un disco de verdadera humildad e inteligencia.
Lejos de sentir la necesidad de llegar a una conclusión rockera, el álbum continuó con la casi pop de “Break The News”, otra canción sobre una relación donde los protagonistas se encuentran “viendo películas en bata como si tuviéramos 24 años o algo así”. Una vez más, contemplan su edad, pero no se sienten diferentes de cuando eran jóvenes.
“Rocking In Rage” parecía un título de los Who por excelencia y la convirtieron en algo más robusto, con algunos acordes clásicos pero conservando un aura episódica y pensativa jamás antes escuchada. Hubo una última sorpresa con “She Rocked My World”, con Daltrey cerca del micrófono y tierno en un final con sabor latino.
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Un álbum sin conceptos, sin un tema general y con solo un track que llegaba a los cinco minutos de duración, WHO es también un disco de verdadera humildad e inteligencia. Puede que haya sido el álbum más sorprendente de 2019, y sin duda, uno de los mejores del año.