Stevie Wonder mezcla funk, soul y temas sociales en ‘Innervisions’
‘Innervisions’ ganó el Grammy al Álbum del Año, Mejor Canción R&B por ‘Living For The City’, y una aclamación infinita.
Puede que no haya muchos casos en la historia de la música popular en los que el decimosexto álbum de un artista sea considerado como el mejor hasta la fecha. Pero dentro de la racha creativa de Stevie Wonder de la década de 1970 todo era posible. El 3 de agosto de 1973, diez meses casi imposiblemente breves después de que abriera su Talking Book, regresó con otra entrada inmortal a su canon, Innervisions.
A estas alturas, el genio de Motown estaba creando milagros musicales con tal regularidad que la audiencia se había acostumbrado a esperarlos, e incluso a exigirlos. Si Talking Book se considera el primer capítulo de su período clásico, entonces Innervisions fue un volumen completamente nuevo que le valió el Grammy al Álbum del Año, la Mejor Canción R&B por “Living For The City” y una aclamación infinita, incluido un lugar en el Salón de la Fama de los Grammy en 1999.
En mayo de 1973 fue una inspiración sobrenatural lo que detonó la rápida creación del primer sencillo del álbum, “Higher Ground”. Por un lado, la letra abordaba el tema de la reencarnación. Por otro, la música, en la que Stevie tocaba todo, era efervescentemente funky, con un Moog burbujeante, un clavinet wah-wah pasado a través de un pedal de filtro y un aura irresistiblemente urgente. Fue el adelanto perfecto de lo que después sería el LP completo, un sencillo que ascendió hasta convertirse en su octavo número uno de la lista R&B en Estados Unidos, el cual llegó casi exactamente una década después de haber logrado esto por primera vez con “Fingertips, Pt. 2.”.
Wonder casi estuvo a punto de no vivir para presenciar su éxito, o el éxtasis que suscitó el álbum siguiente. El 6 de agosto, tres días después del lanzamiento de Innervisions, iba en un Mercury Cruiser conducido por su primo John Wesley Harris en la Interestatal 85, tras un concierto la noche anterior en Greenville, Carolina del Sur. Era la última fecha de una gira que había tenido lugar en el Festival de Jazz de Newport la semana anterior.
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Stevie estaba durmiendo con sus audífonos puestos cuando el coche chocó violentamente contra un camión que tenía delante. En estado de coma y sangrando, la estrella fue trasladada de urgencia al hospital, donde los Jackson 5 (que tenían previsto actuar en el cercano Greensboro) lo visitaron al día siguiente. A su cama de hospital también llegaron mensajes de buena voluntad de Paul McCartney, Roberta Flack y los miembros de Chicago.
Después de una semana en cuidados intensivos y otra en el hospital, Wonder se marchó para continuar su misericordiosa recuperación. “Lo que me pasó fue algo muy, muy crítico, y realmente se suponía que iba a morir”, dijo Stevie con franqueza a la revista Crawdaddy. Le sugirieron una cirugía plástica para eliminar la marca dejada por el accidente, pero él prometió dejarla “como una de las cicatrices de la vida por las que pasé”.
Wonder le confió a Paul Gambaccini en Rolling Stone a principios de 1974: “Con Innervisions, estaba experimentando muchos cambios. Aunque no sabía que íbamos a tener un accidente, sabía que estaba atravesando una etapa de cambios. ‘Higher Ground’ es la única vez que he hecho un tema entero en una hora, y las palabras simplemente salieron. Es la única vez y es muy poderosa”.
A medida que el sencillo de título conmovedor continuaba su ascenso, Innervisions fue recibido con deleite. “Stevie se identifica como una banda y un genio”, escribió Clayton Riley en el New York Times, “produciendo, componiendo, arreglando, cantando y, en varias canciones, tocando todos los instrumentos que lo acompañan”.
Billboard reflexionó: “En esencia, se trata de una situación de una banda de un solo hombre que funciona. Su habilidad con la batería, el piano, el bajo y los sintetizadores es sobresaliente y todos los temas funcionan dentro del marco dramático. Todas las canciones son de creación propia y muestran una profunda preocupación por esbozar estudios de situaciones graves”. A pesar toda la maestría de Stevie en solitario, también hay que darle un gran crédito a los innovadores Robert Margouleff y Malcolm Cecil por su programación de los sintetizadores Arp y Moog.
En Rolling Stone, Lenny Kaye opinó sobre el álbum: “Sus temas están unidos por una niebla flotante de fe contenida, de creencia en la rectitud esencial de las cosas; y si no busca ofrecer soluciones reales (¿Debería hacerlo?), tampoco permite salidas fáciles, ni acotaciones rápidas y superficiales”.
Eric Henderson, recordando el álbum en Slant en 2003, observó: “Innervisions fue una especie de cambio porque Wonder, que hasta ese entonces se había conformado con etras, tanto amargas como dulces, se aplicaran a escenarios de amor simples, había descubierto un deseo de aprovechar una reserva más amplia de emociones colectivas; en este caso, la rabia privada de derechos de la era Nixon en Estados Unidos”.
Esa rabia estuvo muy presente en el segundo sencillo del álbum, “Living For The City”, en el que un niño nace en la pobreza (en Mississippi, pero podría estar en cualquier lugar de aquellos abiertamente racistas, disfuncionales de Estados des-Unidos) que Wonder tuvo la oportunidad de observar con sus propios ojos. El melancólico tema se convirtió en otro crossover pop de R&B número 1 y Top 10, y fue seguido a 45 rpm por los igualmente impresionantes “Don’t You Worry ‘Bout A Thing” y “He’s Misstra Know-It-All”, este último con un bajo de Willie Weeks.
Por lo demás, en las letras más condenatorias de su joven vida, denunció el “paraíso superficial” de las drogas en “Too High”, la corrupción religiosa en “Jesus Children of America” y el odio descarado en “Visions”. A pesar de ellos, el LP completo también ofrecía tiernos bocetos de amor apasionado (“Golden Lady”) y de pérdida desgarradora (“All In Love Is Fair”).
Innervisions llegó al número 4 del pop y pasó dos semanas en la cima de la lista de R&B de Billboard, reemplazando en el número 1 a Touch Me In The Morning de Diana Ross, amiga de Stevie y compañera de sello en Motown. El impacto del álbum fue inmediato y de gran alcance, como dijo Lenny Kravitz a la revista Q en 1995.
“Stevie Wonder realmente me impactó cuando tenía ocho años”, dijo. “Estaba escuchando la producción, todos los diferentes instrumentos. Conocía todas las partes de este álbum. Podría tararear la parte del piano Fender, la parte del mini Moog, la batería… ¡Todo! Era tan musical, tan conmovedor y también tenía un sentimiento muy espiritual”.
Recientemente nombrado uno de los 100 mejores álbumes de todos los tiempos de Apple Music, escucha Innervisions ahora