Stevie Wonder ‘Journey Through The Secret Life Of Plants’

Stevie Wonder’s Journey Through The Secret Life Of Plants se publicó como banda sonora de un álbum doble el 30 de octubre de 1979. Y aunque “¿Qué es esto?” podría ser una pregunta perfectamente válida para hacerse ante un proyecto como este, no hubiera sido del todo apropiada. Una pregunta mucho más pertinente habría sido: “Un momento. ¿Cómo puede ser que un tipo que no puede ver escriba música para una película, un medio predominantemente visual?” Piénsalo por un momento. La respuesta, por supuesto, es: se trata de Stevie Wonder. ¿Qué cosa no puede hacer?

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Una anomalía entre los álbumes de Stevie Wonder

Journey Through The Secret Life Of Plants fue el primer álbum nuevo de Wonder en casi tres años. Inicialmente, este disco no se había concebido para ser “el nuevo álbum de Stevie Wonder” como tal, sino más bien como una banda sonora que había creado para el documental del mismo nombre. Pero Motown, hambrienta de material nuevo de su genio musical, prácticamente lo comercializó como una nueva obra de Stevie.

Eso desencadenó cierta confusión: ¿Dónde estaban la “Superstition”, “Sir Duke” o “Creepin’” de este disco? Bueno, si tenía un éxito, uno que fue número 4 en Estados Unidos, “Send One Your Love”, así como otros dos sencillos que también se extrajeron del proyecto. El álbum se vendió bien al principio, pues los fans estaban hambrientos de material de Stevie, pero claramente no fue algo como lo que sucedió con Fulfillingness’ First Finale. Journey Through The Secret Life Of Plants sigue siendo una anomalía en el catálogo de Wonder de los años 70: un rincón poco visitado en su originalísimo musical repleto de instrumentales extensos. Sin embargo, tiene sus momentos destacados, y algunos son de gran altura.

La grabación de Journey Through The Secret Life Of Plants

Para responder a la gran pregunta: Stevie hizo que el productor le describiera lo que estaba sucediendo en la pantalla, escena por escena, mientras se reproducía un primer corte de la película. Durante ese tiempo, el genio de Motown trabajaba en la composición de la música y el ingeniero, Gary Olazabal, le ayudaba a definir la duración de cada pieza. Algo sencillo, si eres Stevie Wonder.

El viaje a través de la vida secreta de las plantas

Journey Through The Secret Life Of Plants comienza lentamente. Inmediatamente te das cuenta de que el viaje va a estar lleno de paisajes sonoros y distintos estados de ánimo, y un poco de funk. Gran parte del disco, como “Voyage To India”, posee un tono esencialmente clásico, en este caso es una mezcla tanto de música occidental como de música clásica del subcontinente. Hay un toque de misterio discreto en “Earth’s Creation” así como en el tintineante “The First Garden”, que comienza como un tema de película de terror. Si estás buscando algo que conecte con la música afroamericana, entonces ese sería “Then There Were None” de Miles Davis, justo antes de que el tema se coloree con el sonido de una armónica. Al oír eso uno se pregunta: ¿Será un indicio de que pronto en el disco va a llegar una música más en el estilo de Stevie? Seguro que sí, ya que lo que le sigue es el tema vocal “Same Old Story”, una melodía al estilo de samba en la que sale a relucir el lado más soul de Stevie por primera vez en el disco.

“Venus Flytrap And The Bug” ofrece un toque de “Pedro y el Lobo”, aunque más parecido a una versión de Jimmy Smith que como una pieza orquestal, deslizándose con el sentir de un jazz crepuscular, con Stevie cantando como un villano de dibujos animados de Disney. “Ai No Sono” crea una música tranquila usando un clavicémbalo de la forma similar a la que usarías un sintetizador, y con un grupo de niños cantando para contribuir a su ambiente japonés. Luego viene una bomba, “Power Flower”, coescrita con Michael Sembello. Esta es una canción que tiene una vibra que habría encajado muy bien en Songs In the Key Of Life. Se trata de una magnífica improvisación lenta que lleva una armónica conmovedora y un glorioso estruendo en de frecuencias bajas. Este es uno de los puntos culminantes para aquellos que buscan el sabor del Stevie clásico de los años 70.

Hay otro thriller que llega con “Race Babbling”, una melodía de ritmo rápido que resultó un poco adelantada a su tiempo. Es una canción llena de líneas de bajo magníficas y vertiginosas y un vocoder enloquecido que nos recuerda a los inicios del electro, el Herbie Hancock de los 80 e, inevitablemente, a Kraftwerk (aunque lo cierto es que la sensación de flujo libre que tiene la canción era algo poco común para la música electrónica de esa época). El éxito “Send One Your Love” es una encantadora balada al estilo de Stevie, pero como suele suceder en … The Secret Life Of Plants, carece de funk en la parte más baja del espectro sonoro. “Outside My Window” también tiene un problema similar para los fans del sonido clásico de Stevie: tiene esa sensación encantadora y ondulante de “Isn’t She Lovely”, pero te deja esperando un ritmo de batería más duro que la impuse con toda la fuerza que se merece.

Resplandeciendo de calidez, “Black Orchid” es otro pequeño milagro digno de los álbumes “clásicos” de Stevie (la letra está cargada de algo más que cuestiones de horticultura). La balada caprichosa “Come Back As A Flower” también tiene matices del Stevie de principios de los 70. Esta pieza cantada por Syreeta bien podría haber pasado la prueba para ser parte de su segundo álbum. Y, cuando tu oído se acaba de acostumbrar a la ausencia de los ritmos definidos del Stevie clásico, el disco te sorprende con la enérgica “A Seed’s A Star’/“Tree Medley’”, que lleva ecos del ambiente funk-latino de “Another Star”. Por su parte, “Finale” revela todavía más vibraciones para la pista de baile con sintetizadores que retumban y ritmos silbantes provenientes de una caja de ritmos.

La recepción y el legado de Journey Through The Secret Life Of Plants

Journey Through The Secret Life Of Plants es una colección excepcionalmente larga de piezas a menudo extensas que transmiten distintos estados de ánimo. Es un disco en el que las “canciones” son escasas y espaciadas, y los ritmos funky rara vez aparecen. Pero ahí hay mucha belleza. El deseo insaciable de Stevie por la experimentación y su amor por la melodía están en pleno efecto, lo que sirve para evocar la magia y el misterio del planeta botánico.

La obsesión de Stevie por la electrónica, unida a los acordes jazzísticos que tanto le gustaban, son evidentes en todo el disco; esto no podría ser obra de nadie más. Es una banda sonora, no realmente un álbum de Stevie Wonder. Sin embargo, tiene la ventaja de que incluye unas cuantas canciones dignas de los álbumes clásicos de Stevie entre los sonidos que ambientan el escenario. Puede que sea una curiosidad, pero la existencia misma del álbum fue una especie de maravilla en sí misma. El amor y el cuidado casi obsesivo que pusieron en él se reflejan en cada tema.

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